Retablo de Santa Clara
El retablo de Santa Clara fue hecho en 1283 bajo el pontificado del papa Martín IV, como se indica en la inscripción pintada a los pies de la santa. El icono está dividido en tres partes por dos columnas de las cuales se originan arcos apuntados. Los triángulos superiores están ocupados por dos ángeles. Los pies de Clara descansan sobre una base sobre el fondo dorado, el halo cubre crea la ilusión de relieve. A los lados están pintados ocho episodios de la vida de Santa Clara, comenzando desde la parte inferior izquierda:
- El Domingo de Ramos, mientras todas las otras chicas se apresuran al altar para tomar la palma, Clara, por un acto de humildad, permanece en su lugar, entonces el obispo desciende del altar y coloca la palma en sus manos
- La noche siguiente, Clara escapa de la casa paterna y llega a Santa María de la Porciuncula, donde es recibida por Francisco y sus frailes que rezan a la luz de las antorchas.
- Ante el altar, Clara se postra con sus ricas ropas, Francisco le corta el cabello.
- El tío de Clara, junto con otros parientes, intenta llevar a la niña del monasterio de S. Paolo delle Benedettine, donde fue llevada por Francisco: Clara se aferra a los manteles del altar, se levanta el velo, y muestra su cabeza afeitada.
- Mientras Clara estaba en el monasterio de San Ángel se unió a su hermana Inés, los furiosos familiares trataron de llevarla de vuelta a casa, pero las oraciones de Clara lograron que su cuerpo se volverá más pesado que el plomo. Este episodio tiene un apéndice con Francisco cortando el cabello de Inés en presencia de Clara;
- En el monasterio de San Damian una vez hubo un solo pan, Clara pidió que le mandaran una parte a los frailes y que cortaran la mitad guardada en cincuenta rebanadas, que fueron distribuidas a las monjas en el refectorio;
- En el lecho de muerte de Clara, una monja tuvo una visión de la Reina del Cielo entrando a la habitación junto con una gran cantidad de vírgenes coronadas y cubriendo su cuerpo con un paño de maravillosa belleza.
- Cuando se difundió la noticia de la muerte de Clara, una gran multitud abandonó la ciudad hacia San Damián, el funeral fue celebrado por el Papa Inocencio IV y los cardenales de la Curia.
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