Canonizacion de San Francisco en el Sacro Monte di Orta

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Canonización de San Francisco (Capilla 20), Esculturas de Dionigi Bussola y Frescos de Antonio Busca, ca. 1660–1680

El Sacro Monte di Orta es un complejo devocional situado en el Piamonte, en el norte de Italia, cuya construcción comenzó en 1583. Concebido como un lugar de peregrinación inmersivo, el proyecto original contemplaba 36 capillas dedicadas a la vida y el legado de San Francisco de Asís. Cada capilla representa un episodio distinto de la vida del Santo mediante la integración de escultura, pintura al fresco y arquitectura, creando un entorno narrativo tridimensional para la reflexión y la oración. Aunque solo veinte de las treinta y seis capillas previstas fueron finalmente terminadas a finales del siglo XVIII, el conjunto sigue siendo uno de los proyectos devocionales franciscanos más notables de la Edad Moderna.

La Capilla Veinte, dedicada a la canonización de San Francisco por el Papa Gregorio IX, es particularmente destacada. Las figuras escultóricas fueron realizadas por Dionigi Bussola, mientras que Antonio Busca ejecutó los frescos que las rodean. Juntos reconstruyen la solemne ceremonia papal que tuvo lugar en el segundo cuarto del siglo XIII, aunque interpretada a través del lenguaje visual, la indumentaria y las sensibilidades litúrgicas del siglo XVII en el que vivieron los artistas. Este anacronismo permite al espectador contemplar no solo un acontecimiento histórico, sino también la comprensión de la ceremonia eclesiástica propia de la época de los creadores.

La escena está poblada por una cantidad y variedad de personajes representados con notable realismo. Se encuentran clérigos, nobles y oficiales pontificios, mientras que los frailes franciscanos se arrodillan en actitud de profunda reverencia. Niños atraviesan el pasillo central de la basílica llevando canastos llenos de aves, ofrendas tradicionales que simbolizan alegría y agradecimiento. 

Muchas figuras conversan entre sí, comentando el evento, mientras otras mantienen una postura de contemplación solemne. Esta interacción entre la devoción y la vida social subraya la importancia comunitaria de la canonización de San Francisco, reflejando tanto la celebración pública como la piedad personal. La capilla, así, no solo conmemora un acontecimiento religioso fundamental, sino que también ofrece una ventana a la cultura litúrgica y cortesana del catolicismo del siglo XVII.

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