San Francisco de Asís por Pedro de Mena y Medrano
Preside esta sala una de las esculturas más importantes del artista granadino Pedro de Mena y Medrano y, sin duda, una de las piezas estelares del Museo: el San Francisco de Asís sobre el sepulcro, depósito en la parroquia de San Miguel.
La escultura, fechada entre 1665-1670, de tamaño natural y realizada en madera tallada y policromada, que representa el cadáver de San Francisco tal como cuenta la tradición que lo encontró el papa Nicolás V en su visita a la tumba de Asís.
Es representado, por tanto, incorrupto, de pie, mirando hacia el cielo, con la capucha puesta y las manos enfundadas bajo las mangas, al tiempo que mana la sangre de los estigmas del costado y del pie derecho que aparece bajo la túnica. A pesar de lo que representa, un cadáver, la sensación que tiene el espectador es la de estar contemplando un arrobamiento místico del santo en vida. Según la leyenda, tal fue la sensación que vivió el propio pontífice en su visita.
Se resalta el naturalismo de toda la pieza, tanto en la rotunda verticalidad de los pliegues de la túnica, imitando en su policromía la estameña 'remendada', como en los recursos empleados en el rostro: ojos de cristal, pestañas de pelo natural y dientes de marfil, así como unas carnaciones cálidas y semimates de elaborados matices.
Por obras del Consejo de Cultura, se restauró el año 2007. En el lateral derecho de la sala cuelga un lienzo, de corte zurbaranesco, en el que aparece San Francisco arrodillado en oración. El tratamiento de la túnica, imitando el tejido de la estameña a punta de pincel y salpicada de remiendos, nos muestra la estrecha relación de concepto que existió en el arte español del Siglo de Oro entre los pintores y los escultores imagineros.
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