San Antonio por Tanzio da Varallo
En este retrato íntimo, San Antonio aparece como un fraile joven o adolescente, con la cabeza descubierta y la mirada directa pero introspectiva. Viste una sencilla túnica marrón con capucha, que indica claramente su condición monástica/franciscana, y la composición se sitúa sobre un fondo oscuro, casi negro, que intensifica el enfoque en su rostro luminoso y la parte superior de su torso.
En su mano derecha (desde la perspectiva del espectador) sostiene un tallo delgado con dos lirios blancos: uno completamente abierto y el otro en capullo, símbolos de pureza, inocencia y la asociación del santo con los lirios de la santidad. La textura de la pintura muestra un delicado craquelado, y el modelado de luces y sombras refleja el estilo devocional, cuidadoso e introspectivo del retrato del Renacimiento tardío o del Barroco temprano.
La atmósfera general es de serena contemplación: los labios entreabiertos del santo, sus grandes ojos expresivos y la suave iluminación de su rostro sobre el fondo oscuro sugieren humildad y presencia espiritual. Si bien la obra se atribuía anteriormente a un autor desconocido, la estrecha correspondencia en estilo e iconografía con los retratos documentados de Tanzio da Varallo respalda una atribución provisional a él o a su taller.
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