San Francisco por Carracci 1601


En la obra Francisco observa arrobado la aparición de Cristo, la Virgen, san Juan Bautista y una corte de ángeles. Francisco es comúnmente plasmado, rogando la intercesión divina para conseguir la indulgencia para quienes visiten la ermita, aunque no aparecen algunos elementos iconográficos habituales en la iconografía del llamado Jubileo de la Porciúncula, como las rosas o la representación del momento en el que Francisco se tumba sobre las zarzas. Además, la escena está ambientada en un exterior nocturno y no en el interior de la ermita, como había sido, y seguiría siendo después, lo más usual. Por otro lado, la pintura se ha relacionado con un dibujo del artista conservado en el Musée du Louvre (inv. 7707) en el que los gestos del santo son más exagerados, pues abre los brazos en lugar de cerrarlos sobre el pecho, mientras Cristo señala hacia el cielo y no hacia el santo. En ese sentido, y teniendo en cuenta que, en comparación con el dibujo, la pintura invita a replicar la actitud piadosa y concentrada de Francisco ante la aparición, es probable que Ludovico representara una visión de las muchas que el santo tuvo y que acabarían justificando su canonización en el año 1228 más que el Jubileo de la Porciúncula.

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