Si Dios puede trabajar a traves de mi

 
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San Francisco de Asís dijo una vez: “En todo he sido un pecador. Si Dios puede obrar a través de mí, puede obrar a través de cualquiera". Y si San Francisco tenía razón, entonces hay esperanza para todos nosotros. 

Pero Francisco no alcanzó este estado fácilmente. Él tenía, en su juventud, expectativas excesivamente altas para sí mismo y para quienes lo rodeaba, y tuvo que luchar contra su propio orgullo e impaciencia.

 Francisco escuchó la voz de Cristo Crucificado en una antigua iglesia, y su sencillez, su humanidad, florecieron. Cambió la Iglesia trabajando dentro de ella. Cómo Francisco recibió los estigmas: las cinco heridas de la crucifixión. San Francisco fue bendecido con estas heridas por su gran amor a Cristo Pobre; para los que sufren; para aquellos que son crucificados en las cruces de la adicción y la intolerancia, la codicia y el orgullo, la enfermedad y la desesperación, la pobreza y la soledad.

Francisco también logró besar al leproso, domesticar al lobo, y hacer las paces con el sultán. En tiempos de Francisco, la lepra fue una enfermedad incurable. Los leprosos fueron despojados de su ciudadanía, su libertad, su propiedad y sus derechos bajo la ley. Eran expulsados ​​de sus hogares; obligado a vivir apartado de la comunidad; y obligados a llevar campanillas alrededor del cuello para advertir a los demás que se estaban acercando. Francisco no solo superó su miedo y besó al leproso. Vivió con ellos, cocinó para ellos, cuidó sus heridas y abogó por una mejor atención para ellos y sus familias.

San Francisco dijo: “En todo he sido un pecador. Si Dios puede obrar a través de mí, puede obrar a través de cualquiera". Y así, Dios lo hace. Él obra a través de nosotros, de todos los pecadores. Él los llama para abrazarlos. Así como Cristo llamó a San Francisco a vivir el Evangelio, hace más de ochocientos años, nos llama a escuchar la campana de los leprosos, a buscar al lobo y a predicar al sultán. 

San Francisco de Asís, ¡ruega por nosotros!

Santa Clara de Asís, ¡ruega por nosotros!

Nuestra Señora de los Ángeles, ¡ruega por nosotros!

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