Nino Dios ofrece uvas a San Francisco

 

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En esta imagen el Niño Jesús tiene un rostro tranquilo y alegre, sentado en el regazo de la Santísima Virgen María, quien se encuentra en su trono. Él sostiene un racimo de uvas, que fueron entregadas por su Santa Madre, quien las tomó de la abundante rama que se encontraba encima de ellos. Las uvas hacen referencia a la Eucaristía y a su propio papel como Redentor, pero también a la fe de la humanidad en que el pan y el vino se convierten en cuerpo y sangre de Cristo durante la misa católica. El autor representa al fondo un viñedo rodeado de colinas. San Francisco de Asís se arrodilla en el lado derecho del cuadro y mira hacia arriba en adoración al Santo Niño. A la izquierda, un ángel también arrodillado contempla la escena.

Bendecir las uvas es una tradición católica consagrada que se remonta a los primeros días de la Iglesia. La bendición de las frutas, incluidas las uvas, tiene sus orígenes en la era apostólica. San Hipólito (c. 170 – c. 235) menciona la bendición de las uvas. Además, el sexto Concilio Ecuménico de Constantinopla (680-681) prescribió la bendición del trigo nuevo y de las uvas en la fiesta de la Transfiguración. Este ritual hace eco de la directiva del Antiguo Testamento de presentar las primicias a Dios (Éxodo 23:19), recordándonos que Dios siempre provee para nuestras necesidades.

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