San Francisco corta el pelo de Santa Clara

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San Francisco corta el pelo de Santa Clara

El Domingo de Ramos de 1212 salió de la casa de sus padres en secreto. Ella ya había vendido su dote y había dado el dinero a los pobres. En la pequeña iglesia de Santa María de los Ángeles, justo debajo de Asís, conoció a Francisco y algunos de sus hermanos. Se cambió el vestido por un hábito simple y se quitó las joyas. Francisco le cortó el pelo y ella hizo un voto de obediencia a él.

Al principio vivía con una comunidad benedictina de monjas, haciendo tareas simples de baja categoría. Su familia se horrorizó por su elección y envió hombres armados para traerla de vuelta. Pero no tuvieron éxito. Cuando la hermana menor de Clara, Catalina, la siguió solo quince días después, la familia hizo intentos aún más violentos para obligarla a regresar a casa. De hecho, se la llevaban físicamente, pero Clara rezó, y Catalina se puso tan pesada que no pudieron levantarla. Derrotados, volvieron a casa.

Francisco también recibió a Catalina como hermana y le dio el nombre de Inés. Entonces Clara e Inés se mudaron a San Damiano, la iglesia donde Francisco había escuchado el crucifijo hablar con él. 

Aquí nació la primera comunidad de Clarisas. Creció rápidamente, y en 1215, en contra de su voluntad, Clara se convirtió en abadesa. Ocupó este cargo hasta su muerte en 1253. Dos años después de que la iglesia la declarara santa.

Una alegría inmensa, la más grande que jamás había sentido, recordaría cómo tuvo lugar su primer encuentro, y aquella noche mágica. Todos reunidos en esa pequeña iglesia de en Santa de los Ángeles; el aire fresco de aquella noche primaveral.

El propio Francisco le había cortado el pelo, luego Clara se había quitado la ropa de noble y se había vestido de un sayal campesino.

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