San Francisco por Cimabue
Las obras de Asís
Maestà con san Francisco, Asís.
Bajo el papado de Nicolás IV (1288-1292), primer papa franciscano, Cimabue trabajó en Asís. La llegada de Cimabue a Asís significó el ingreso en el prestigioso encargo papal de artistas florentinos y la elección del maestro se debió casi con seguridad a la fama que había adquirido en Roma en el año 1272, aunque no conozcamos las obras de Cimabue del período romano.
En el transepto derecho de la Basílica inferior pintó al fresco la Virgen con Niño entronizados, cuatro ángeles y san Francisco, pintura claramente reducida por el lado izquierdo donde se supone que estaba presente un San Antonio de Padua un pendant de Francisco de Asís. El fresco, de hecho fue enmarcado algunas décadas después por los maestros giottescos que pintaron al fresco el resto del crucero. El trabajo ha sido objeto de fuertes repintados producidos en época tardía. El San Francesco que aparece es similar al retrato en una tabla conservada en la Basílica de Santa María de los Ángeles.
La autenticidad de esta última tabla (reconocida por Longhi) ha sido objeto de controversia probablemente también a causa de su peculiaridad técnica. En particular carece de las usuales capas preparatorias en la pintura medieval sobre tabla. Sobre la base de estas circunstancias se ha elaborado la hipótesis de que se trata de una falsificación moderna. Luciano Bellosi, en 2004, ha conciliado la autenticidad de la tabla con esta excepción técnica, asumiendo que el cuadro en cuestión estuvo originariamente creado para ser puesto sobre el primer sepulcro de Francisco, destino que habría hecho incongruente la usual preparación de la tabla.
Fue también por la alta calidad pictórica de los cuadros de la basílica inferior que Cimabue fue llamado para realizar las pinturas en el ábside y en el crucero de la basílica superior de San Francisco, en los mismos años en los que maestros romanos comenzaron a pintar al fresco la parte superior de la nave.
Es difícil hacerse una idea de los frescos de Asís de Cimabue y de su taller, porque hoy están bastante dañados de la basílica superior, habiendo sufrido un proceso de oxidación del albayalde (blanco de plomo) que ha dejado los tonos claros oscuros, por lo que visto de frente parece un negativo fotográfico.
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