Ante el Crucifijo de San Damian
El encuentro de San Francisco con este icónico crucifijo tuvo lugar en el interior de la iglesia en ruinas de San Damián, en 1205. San Francisco escuchó una voz desde la cruz con la siguiente orden: «Reconstruye mi Iglesia».
Su interpretación literal lo llevó a reparar físicamente la iglesia y, posteriormente, a renovar espiritualmente toda la Iglesia mediante la fundación de la Orden Franciscana, una misión que el crucifijo de San Damián llegó a simbolizar. Con el tiempo, Francisco llegó a comprender que la «iglesia» a la que se refería Cristo era todo el cuerpo espiritual de la Iglesia.
"¡Oh alto y glorioso Dios!, ilumina las tinieblas de mi corazón y dame fe recta, esperanza cierta, caridad perfecta y humildad profunda. Dame, Señor, sentido y conocimiento para que cumpla tu santo y veraz mandamiento. Amén".



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