Vigilia Pascual


El Sábado Santo está marcado por un profundo silencio, ya que es el día en que el cuerpo del Señor yace en la tumba. Idealmente, el Sábado Santo debería ser el día más tranquilo del año (aunque esto no es tan fácil en nuestro ajetreado mundo, como lo sería en un convento o monasterio).

La Vigilia Pascual es la celebración más importante del católico, en ella se celebra la Resurrección de Jesús y tiene lugar en la madrugada del Sábado Santo al Domingo de Resurrección. La Iglesia Católica celebra una liturgia muy especial, y lo hace con la máxima solemnidad.

Vigilia significa pasar “una noche en vela”, y cobra un sentido especial en la víspera pascual porque recuerda el pasaje bíblico (Mc 16:01) en el que un grupo de mujeres llegan al sepulcro para terminar de embalsamar a Jesús, pero no encuentran su cuerpo. Luego, un ángel se aparece y les dice: “¿Buscan a Jesús el Nazareno? No está aquí. Ha resucitado. Decidles a sus discípulos que vayan a Galilea y allí lo verán” (Mt 28, 6).

Ritos Iniciales

El Cirio Pascual se enciende este día por primera vez, además de renovar las promesas bautismales junto a la pila. La celebración suele empezar en el atrio encendiendo y dando la bendición a un fuego del cual se enciende el Cirio Pascual, el sacerdote inicia la procesión, seguido por los ministros y los fieles, donde cada uno enciende una vela propia de las llamas del Cirio, encontrándose el Templo a oscura, el sacerdote avanza por la nave principal en la que realiza tres paradas para cantar “Luz de Cristo” y los fieles responden “Demos gracias a Dios” Cuando el sacerdote llega al altar coloca el Cirio junto al ambón y lo inciensa tres veces. Se encienden algunas luces del Templo quedando a media luz, acto seguido se canta el él “Pregón pascual” proclamando la Gloria de la resurrección de Cristo.

“Celebración de la Palabra”
Luego continúa con la Liturgia de la Palabra en la que los lectores instituidos proclaman la lectura, siendo en esta celebración 7 lecturas del Antiguo Testamento alusivos al plan salvífico de Dios, intercalados con salmos, cantos (Coro) y oraciones que se intercalan entre lectura y salmo (rezadas por el celebrante).

Tras estos sigue la Vigilia, el Sacerdote celebrante inicia la entonación del Gloria que no se había cantado desde que empezó la Cuaresma, (a excepción de la misa de la cena del Señor del Jueves Santo) junto con repique de las campanas de la torre de la iglesia y las campanillas de mano. Siguen el canto del Gloria el coro, acompañado de instrumentos musicales, y junto a él los fieles. Se encienden las restantes luces del Templo y los monaguillos encienden los cirios del altar tomando fuego del Cirio Pascual. Además, adornan los altares del Templo con arreglos florales, y si las imágenes del Templo estaban cubiertas con velos en este instante son descubiertas.

Terminado el Gloria, el Sacerdote reza la Oración colecta, y en seguida un seminarista o un seglar procede a la lectura de un fragmento de Epístola del Apóstol San Pablo (Romanos 6, 3-11). Tras esta lectura y previo al Evangelio se entona de manera solemne el Aleluya, con su salmo del aleluya (Sal 117, 1-2.16-17.22-23), y el diácono, o el propio sacerdote celebrante a falta de diácono, procede a leer el Evangelio correspondiente (la Resurrección del Señor: según San Mateo en ciclo A, según San Marcos en ciclo B y según San Lucas en ciclo C).

Tras la homilía, pronunciada por el celebrante principal, tiene lugar la Liturgia Bautismal, en la cual se administra el Bautismo a los nuevos cristianos de ese año. Se bendice el agua de la pila bautismal con un rito de exorcismo especial y se cantan las Letanías de los Santos. También, los fieles presentes renuevan sus promesas bautismales, tomando de nuevo la luz del cirio pascual, y se los asperja con agua bendita. Si el celebrante principal es Obispo, puede administrar también el sacramento de la Confirmación a los fieles que se hayan preparado debidamente para ello.

Finalmente, se continúa la con la liturgia eucarística de la manera acostumbrada. Se suele usar la Plegaria Eucarística I o Canon Romano (más tradicional), tratándose de una liturgia muy solemne. En el momento de la comunión, se acostumbra a realizar la Eucaristía bajo las dos especies. La procesión de comunión suele ser con cantos jubilosos y en algunos casos carismaticos, y al final de la Vigilia Pascual el que está mandado en el Misal es el "Magnificat" (Canto de María).

Finaliza la eucaristía impartiéndose la bendición final, ya que la Vigilia Pascual es el fin del Triduo Pascual, puesto que la celebración comenzó con la misa de la Cena del Señor el Jueves Santo, continuó con la Celebración de la Muerte del Señor el Viernes Santo y finaliza con la Vigilia Pascual en la madrugada del Domingo de Resurrección donde se imparte la bendición solemne. El envío (Ite missa est o Pueden ir en paz Aleluya, Aleluya, Aleluya), en este día es solemnizado por el canto y por el doble aleluya que se añade.

Al final de la celebración según las costumbres de las regiones se puede cantar el “Reina del Cielo” (Regina Coeli), canto de alabanza a la Virgen María para que se alegre con la Resurrección de su Hijo.

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