Espiritu Santo
La asamblea capitular "de Pentecostés", prescrita por la Regla (cf. n. VIII: FF 26), pone de relieve el papel fundamental que san Francisco reconoce al Espíritu Santo, a quien solía definir "Ministro general" de la Orden (cf. Celano, Vida segunda, CXLV, 193: FF 779). El Espíritu Santo purifica, ilumina e incendia los corazones con el fuego del amor, conduciéndolos al Padre tras las huellas del Señor Jesús (cf. Carta a todos los frailes, VI, 62-63: FF 233).
En esta significativa circunstancia, me complace renovar mis sentimientos de gratitud a esa familia religiosa por el servicio que presta a la Iglesia desde hace ya muchos siglos, prosiguiendo la obra iniciada por san Francisco de Asís y su discípula santa Clara. Además, deseo aprovechar esta oportunidad para ofrecer a los miembros del capítulo general y, a través de ellos, a todos los Frailes Menores, algunos elementos útiles para una revisión comunitaria del camino recorrido hasta ahora y para una acción apostólica más eficaz en el mundo de hoy.
Vaticano, 10 de mayo de 2003
JUAN PABLO II
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