Francisco adora al Nino



A San Francisco le gustaba ir a Greccio porque le parecía «rico en su pobreza». Muchos de sus habitantes profesaron la Regla de la Tercera Orden y llevaban una vida de penitencia en sus propias casas. Cada día, a una determinada hora, los frailes entonaban las alabanzas del Señor y la gente del castillo, grandes y pequeños, salían de sus casas y respondían: «Alabado sea el Señor». Esto les valió verse libres por un tiempo del pedrisco y de los lobos, mas luego de algunos años, empezaron a enorgullecerse y a odiarse entre ellos, como predijo San Francisco, lo que trajo como consecuencia que el castillo fuese pasto de las llamas, por obra de la soldadesca de Federico II, en 1242.

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