Santa Clara Pascua

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Para Clara, Cristo lo era todo. En Cristo encontraba inspiración para todo lo que hacía. Su vida era un acto de agradecimiento por el sacrificio supremo de Cristo por la humanidad. Sin duda, la fiesta de hoy habría sido de gran alegría para Clara, como lo es para todos nosotros, porque Cristo ha resucitado.

El pensamiento de Clara es engañosamente simple porque se centra en el misterio del amor de Dios en la paradoja de la cruz. Su relación con Cristo crucificado es teológica porque su comprensión de Dios se filtra a través de la «lógica de la cruz». No es una comprensión racional de Dios, una deducción de una comprensión basada en ciertas premisas. Más bien, se podría decir que, para Clara, la relación con Dios es vivir en paradoja porque en el misterio de la cruz Clara encuentra la clave de la vida. La llave de la vida es un misterio de opuestos: muerte/vida, pobreza/riqueza, desprecio del mundo/alegría espiritual, tierra/cielo, tiempo/eternidad, bienes terrenales/cosas celestiales. En su primera carta a Inés, por ejemplo, escribe:

Ya que el desprecio del mundo te ha agradado más que sus honores, la pobreza más que las riquezas terrenales, y has procurado acumular mayores tesoros en el cielo que en la tierra… ¡Tu recompensa es muy rica en el cielo! (Mt 5:12).

¡Qué gran y loable intercambio:

dejar las cosas del tiempo por las de la eternidad,

preferir las cosas del cielo por los bienes de la tierra,

recibir el ciento por uno,

y poseer una bendita vida eterna!

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