Iconografia de San Antonio

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Originalmente agustino, se inspiró en el ejemplo de un grupo de franciscanos martirizados en Marruecos para unirse a esa orden Franciscana en Italia. Su nombre fue cambiado a Anthonio y, después de un intento fallido de buscar el martirio en Marruecos, se quedó en Italia para practicar sus considerables habilidades como predicador, particularmente contra la herejía cátara.

Muchos estarán familiarizados con la representación de San Antonio de Padua siendo un joven franciscano sosteniendo al Niño Jesús con el brazo derecho. Esta tradición se basa en una visión del Niño Jesús que se dice que tuvo el santo mientras se encontraba con un noble. El hombre se asomó a la habitación que le había proporcionado a Anthonio y lo vio sosteniendo al Niño Jesús en sus brazos.

Este relato no entró en la iconografía hasta el siglo XVI, e incluso entonces se mostraba al Niño sentado sobre un libro, seguramente serían las Sagradas Escrituras. El libro hace referencia a las habilidades del Santo, que lo llevaron a ser el predicador más famoso de su tiempo y además el primer Doctor de Teología dentro de la Orden Franciscana.

El hábito que lleva a veces es gris, pero más a menudo en color marrón. El hábito siempre incluye un cinturón de cuerda con tres nudos atados en la parte que cuelga, haciendo referencia a los Consejos Evangélicos.

Debido a la leyenda que una vez le había predicado a los peces, estos se usaban a veces como su atributo (ejemplo). También se le ve a menudo con un tallo de lirio, que en una pintura le fue dado por San José.

Otra imagen común representa el "milagro del burro", que describe como un cátaro dijo que creería en la presencia real sólo si un animal mudo prefiriera la hostia consagrada a un paquete de alimento. Anthony hizo los arreglos para que trajeran una mula y le dieran esa opción. Efectivamente, la mula se acercó al anfitrión y se arrodilló en adoración.

Otra historia ilustrada a veces es el milagro del pie amputado. Al malinterpretar al santo, un joven se amputó su propio pie, que Antonio volvió a unir a través de la oración.

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