Santa Maria Reina


 El Papa Pío XII estableció esta fiesta en 1954. Pero la realeza de María tiene sus raíces en las Escrituras. En la Anunciación, Gabriel anunció que el Hijo de María recibiría el trono de David y gobernaría para siempre. En la Visitación, Isabel llama a María "madre de mi Señor". Como en todos los misterios de la vida de María, ella está estrechamente asociada con Jesús: su reinado es una participación en el reinado de Jesús. También podemos recordar que en el Antiguo Testamento la madre del rey tiene una gran influencia en la corte.

 La Familia franciscana, por especial concesión pontificia, la celebraba, con misa y oficio propios y bajo el título de «María Virgen, Reina de la Orden de los Menores», el 15 de diciembre, octava de la Inmaculada. En la última reforma litúrgica, la celebración se ha trasladado al 22 de agosto, octava de la Asunción, para subrayar el vínculo de la realeza de María con su participación especial en la obra de la redención y en el misterio de la Asunción.

En el siglo IV, San Efrén llamó a María "Señora" y "Reina". Más tarde, los padres y médicos de la Iglesia continuaron usando el título. Los himnos de los siglos XI al XIII se dirigen a María como reina: "Dios te salve, Reina Santa", "Dios te salve, Reina del cielo", "Reina del cielo". El rosario dominicano y la corona franciscana, así como numerosas invocaciones en la letanía de María, celebran su realeza.

La fiesta es una continuación lógica de la Asunción, y ahora se celebra en el día de la octava de esa fiesta. En su encíclica A la Reina del Cielo de 1954, Pío XII señala que María merece el título porque es Madre de Dios, porque está íntimamente asociada como Nueva Eva con la obra redentora de Jesús, por su preeminente perfección y por su poder de intercesión.

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