San Francisco por Benedetto Aquilio 1480


Elegante representación de San Francisco de Asís, realizada por Antonio di Benedetto Aquilio, comúnmente conocido como Antoniazzo Romano.

Antoniazzo fue un pintor italiano del Renacimiento temprano: una figura destacada de la escuela romana durante la última parte del siglo XV. En un principio, estuvo influenciado por la forma decorativa de Benozzo Gozzoli y Fra Angelico, así como por otros pintores locales de la región de Lazio.

Su primera obra documentada data de 1461, y fue una réplica de la Virgen y el Santo Niño, en la Basílica de Santa Maria Maggiore de Roma. Dicho trabajo fue solicitado por Alejandro Sforza.

Desde 1464 trabajó para la corte papal, produciendo piezas en Rieti dedicadas a muchos santos. Completó la decoración de una capilla funeraria, frescos en monasterios, decoración de salas públicas del Palazzo Venezia y adornos para muchas otras iglesias y capillas.

Entre 1475 y 1480, Antoniazzo entregó una cantidad considerable de retablos y tablas dedicados a la Virgen. Generalmente se basaron en modelos bizantinos. Y esta tendencia no fue una coincidencia, sino el resultado del fomento del culto a la Virgen María por parte del Papa Sixto IV.

En 1480, Antoniazzo analizó la obra de Domenico Ghirlandaio, luego se dedicó a la decoración de la Capilla Sixtina, y recibió prestigiosos encargos en el palacio del Vaticano, para conmemorar el Año Santo de 1500. La influencia de Ghirlandaio originó que las figuras de Antoniazzo adquirieran expresiones más suaves. Sus prendas se volvieron más ornamentadas con patrones decorativos, pero siempre manteniendo varios rasgos medievales.

Esta representación de San Francisco de Asís fue pintada en un solo panel para el Altar de la Capilla de Colonna, en Santa Maria Maggiore, Tivoli. Según lo atestigua el escudo y la inscripción en el borde inferior, la imagen fue solicitada por Clemente Brigante, quien tenía una gran devoción a San Francisco. Brigante era miembro de la poderosa familia Colonna de Roma, pero también un ciudadano destacado de Tivoli, habiendo sido una vez su gobernador.

La mirada de San Francisco parece dirigirse al espectador. Es más alto de lo que sabemos que era, de pie, con un hábito gris oscuro, sosteniendo un crucifijo alto en la mano derecha y las Sagradas Escrituras cubiertas de rojo en la mano izquierda.

Sus manos y pies nos muestran los estigmas, y el fondo oscuro, resalta el halo dorado en la cabeza del santo. Dicho halo está hecho de láminas de oro, utilizándose la misma técnica en el halo de nuestro Señor Jesucristo en la cruz (Tempera sobre madera, 1480)


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