Una palma para santa Clara


Uno de los primeros páneles medievales pintados, y que actualmente aún se preservan, es una serie de obras procedentes del convento de las Clarisas, en Nuremberg, Alemania. La pieza ilustra un evento muy temprano en la vida de Clara: El domingo de ramos de 1212, cuando el Obispo de Asís le entregó una palma a la joven (que entonces contaba con 18 años) como un gesto que Francisco le había solicitado que tuviera con ella.

Al poco tiempo, Clara dejó su lujosa vida dentro de una familia noble. Su cabello fue recortado, hecho atribuido al mismo San Francisco. Los ricos vestidos con los que es representada en esta obra, le fueron completamente olvidados una vez que fue recibida por los frailes. Eventualmente, San Francisco la ayudaría a establecer su propia Orden, la Orden de las Damas Pobres, y le cedería su amada iglesia de San Damián, para que pudiera establecerse ahí con sus hermanas.

(Tempera y oro, sobre un panel de roble, 1360).


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