Transicion al Monte Alverna


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La Porciúncula dejó de ser un lugar tranquilo, debido a esto, en agosto de 1224, nuestro padre San Francisco decidió salir, buscando un lugar secreto y solitario para nuevamente dedicar su tiempo a la oración. Finalmente, llegó al monte de La Verna, dotado con una belleza natural espectacular, y una paz que hasta nuestros tiempos, no tiene igual.


Después de su propia Basílica en Asís, el monte Alverna es uno de los lugares donde más se venera a Nuestro Padre San Francisco. Incluso una visita breve permite entender su interés artístico, cultural, histórico y sobre todo, religioso. En la cima del Monte Alverna se ubica un Santuario, que cada año recibe numerosos visitantes (sean cristianos y no) porque San Francisco es uno de los santos más venerados en todo el mundo. El Monte Alverna fue dado a San Francisco en 1213 por el Conde Orlando Cattani de Alverna, quien lo describía como un lugar ideal para la contemplación, debido a su ubicación en medio de la naturaleza. En la cima se fundó una ermita, que la cual se convertiría en el sitio favorito de Francisco y sus compañeros para pasar largos períodos de meditación y oración. La última estancia de Francisco en fue en 1224 cuando ya estaba cansado y enfermo. Durante este tiempo, mientras estaba absorto en la oración, tuvo una visión y recibió los estigmas que llevaría hasta su muerte, dos años después.


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