Santa Isabel Portugal Jose Gil Castro
Santa Isabel de Portugal, de José Gil Castro, en la Sala Capitular del Museo de Arte Colonial de San Francisco (1820)
Nacida en Aragón, España en 1271, santa Isabel es la hija del rey Pedro III de ese reino y nieta del rey Jaime el Conquistador, biznieta del emperador Federico II de Alemania. Le pusieron Isabel en honor a su tía abuela, Santa Isabel de Hungría.
Su formación fue formidable y ya desde muy pequeña tenía una notable piedad. La casaron cuando tenía 12 años con el rey Dionisio de Portugal. Esta fue la gran cruz de Santa Isabel ya que era un hombre de poca moral, siendo violento e infiel. Pero ella supo llevar heroicamente esta prueba. Oraba y hacía sacrificios por el. Lo trataba siempre con bondad.
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Entra en el convento de las Clarisas después de enviudar. Por el amor tan grande que Santa Isabel le tenía a la Eucaristía, se dedicó a estudiar la vida de los santos mas notables por su amor a la Eucaristía, en especial Santa Clara. Después de enviudar, Santa Isabel se despojó de todas sus riquezas. Emprendió un peregrinaje a Santiago de Compostela, donde le entregó la corona al Arzobispo para recibir el hábito de las Clarisas como terciaria. El Arzobispo fue tan movido por este acto de la santa, que el le entregó su callado pastoral para que la ayudara en su regreso a Portugal.
Vivió los últimos años en el convento, dedicada a la adoración Eucarística.
Su retrato fue realizado por José Gil de Castro, conocido como el “Mulato Gil”, quién nació en Lima, Perú, el 1 de septiembre de 1785 y falleció en la misma ciudad en 1837.
Entre los años 1810 y 1825, aproximadamente, el artista desarrolló parte de su trabajo en Chile, haciéndose merecedor del título de “pintor de libertadores”. Es considerado por algunos como el precursor de la pintura chilena.
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Durante su carrera, José Gil de Castro mantuvo un estrecho lazo con los franciscanos, quienes le comisionaron varias obras.
En Santa Isabel de Portugal, el artista representa a la santa de cuerpo completo, en formato vertical, observando un crucifico en su mano derecha. Viste el hábito de las clarisas, el que recoge y usa en parte para sostener un ramo de rosas, flores que simbolizan un pasaje de su historia: Cuando antes de ser descubierta por el rey regalando monedas a los pobres, estas se convirtieron en rosas, evitando con ello la cólera y regaño de su esposo.
A sus pies, a la izquierda, está el cetro y la corona como símbolo de rechazo al trono, mientras a la derecha, a la misma altura y con igual propósito, aparece el escudo heráldico con las armas del reino de Portugal, con franjas amarillas y rojas del gobierno de Aragón.
Santa Isabel está ubicada en un suelo montañoso, con pequeñas casas, similar al paisaje de Santiago.
En la parte inferior del lienzo una inscripción dice: “Sta. Isabel Reyna de Portugal Patrona de la V.O.T de Penitencia de N.P.S Francisco de Santiago de Chile.”
Al fondo, en la parte superior del cuadro, se observan nubes tormentosas que la santa disipa con luz dorada que emana de su cuerpo, similar a un rompimiento de gloria.
Un dato curioso es que recién en el año 1976 se descubre casualmente la autoría de Gil de Castro en esta obra, cuando un religioso franciscano observa y relaciona la firma que aparece discretamente en el lienzo con el destacado artista que retrató a los patriotas.
En cuanto a la historia de la santa, Isabel de Portugal nace en 1274 y muere en 1336. En 1325 enviuda y viaja a Santiago de Compostela, donde deja su corona y se integra a la orden de las clarisas como hermana terciaria.
Fue canonizada en 1625 por sus obras de caridad e impedir conflictos bélicos, siendo nombrada patrona de los terrenos en guerra. No es casual entonces que la orden de los franciscanos encargara a Gil de Castro un cuadro de esta santa, tomando en cuenta además las constantes pugnas entre frailes criollos y españoles peninsulares en el proceso de Independencia y los albores de la República.
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