San Francisco recibe los estigmas Fedele da San Biagio

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Padre Fedele da San Biagio (1784), San Francisco de Asís recibe los estigmas

Esta pintura se atribuye a Padre Fedele da San Biagio (Matteo Sebastiano Palermo Tirrito), fraile capuchino, escritor y pintor italiano nacido en el seno de una familia noble de San Biagio. Desde joven ingresó en el seminario arquidiocesano de Agrigento, donde destacó no solo en estudios clásicos, sino también en la pintura, talento que marcaría su vida. Recibió el hábito capuchino en 1739 y fue ordenado sacerdote en 1745. Su formación artística incluyó estudios con Olivio Sozzi en Palermo y posteriormente con Sebastiano Conca en Roma, donde asistió a la prestigiosa Accademia di San Luca. Regresó nuevamente a Roma en 1765, en un período de intensa producción destinada a papas, cardenales y miembros de la Congregación de los Ritos Sagrados.

Padre Fedele se convirtió en el pintor oficial de la Orden de los Capuchinos en Sicilia, produciendo una vasta obra que incluía retablos, imágenes devocionales y grandes ciclos dedicados a patriarcas y fundadores de órdenes religiosas. Su producción fue extraordinaria: 156 retablos y cerca de 3000 obras en total, muchas conservadas en Sicilia y en el centro de Italia, en lugares como Palermo, Sciacca, Alcamo, Ribera, Roma y Viterbo. A su muerte, su cuerpo fue momificado y colocado en las catacumbas capuchinas de Santa Maria della Pace en Palermo, donde aún permanece.

En La Estigmatización de San Francisco, el artista representa el momento místico en el Monte de La Verna cuando Francisco recibe las llagas de Cristo. La composición está dominada por una gama rosada fría con matices violeta-azulados y acentos marrones. Francisco, sobrecogido por la experiencia divina, cae hacia atrás, mostrando en su expresión una mezcla de asombro y desfallecimiento. Un ángel lo sostiene delicadamente, extendiendo brazo y pierna para suavizar la caída, símbolo de la intervención celestial. Rayos luminosos, portadores de los estigmas, lo conectan con Cristo (representado como una presencia seráfica más allá del borde visible de la escena), mientras un grupo de querubines asoma entre las nubes como testigos reverentes.

A la derecha, el hermano León se sienta en silencio, con un libro sobre su regazo, absorto en la oración y ajeno al evento extraordinario que se desarrolla. El equilibrio entre el movimiento dramático y la contemplación silenciosa expresa la sensibilidad devocional del pintor y la espiritualidad profunda de la tradición capuchina.

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