Liturgia de las Horas San Antonio



Laudes

HIMNO

¡Salve, Antonio, venerado
con el bello lirio blanco,
el libro del Evangelio
y el Niño Dios en los brazos!

 El candor en ti rebosa
del corazón a los labios;
con alma pura penetras
la luz del Verbo encarnado.

Sagrario de la Escritura
eres por el Verbo santo
martillo de la mentira
y bálsamo de apenados.

A ti los pobres se acercan
buscando pan y milagros,
porque eres pobre y sencillo,
hermano entre los hermanos.

Cristo sólo es tu prodigio,
tu ciencia y poder sagrado,
Cristo en tu fe y tu deleite,
Cristo en tus brazos mostrado.

¡Honor a Cristo bendito,
presente en su pecho amado;
honor a Cristo en Antonio,
que en Cristo fue consumado! Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Todos se maravillaron de la sabiduría de sus palabras y glorificaron a Dios.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

3¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
4Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

5Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
6Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

7En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
8porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
9mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 1. Todos se maravillaron de la sabiduría de sus palabras y glorificaron a Dios.


Ant. 2. El Señor hizo milagros en mi favor, y me escuchará cuando lo invoque.

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos  y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

Al final de este cántico no se dice Gloria al Padre.

Ant. 2. El Señor hizo milagros en mi favor, y me escuchará cuando lo invoque.



Ant. 3. Alabaré al Señor con mi corazón y con mis obras; daré gracias al que me enseñó.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 3. Alabaré al Señor con mi corazón y con mis obras; daré gracias al que me enseñó.


LECTURA BREVE
Is 61, 1–2

El Espíritu del Señor, Dios, está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres, para curar los corazones desagarrados, proclamar la amnistía a los cautivos, y a los prisioneros la libertad, para proclamar el año de gracia del Señor.

RESPONSORIO BREVE

Por su fidelidad se acreditó de profeta.
Por su fidelidad, se acreditó de profeta

Y se manifestó fiel en su predicación. 
Se acreditó de profeta

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
Por su fidelidad se acreditó de profeta.

BENEDICTUS

Ant. Has honrado a tu siervo, Señor, y por su medio has obrado maravillas;
tu nombre será glorificado.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Has honrado a tu siervo, Señor, y por su medio has obrado maravillas;
tu nombre será glorificado.


PRECES

Pidamos a Dios Padre, fuente de toda santidad, que nos ha mostrado en Cristo el camino de la salvación, y digamos:
Dirige, Señor, nuestros pasos por el camino de la verdad.

Padre santo, que deseas que vivamos de una manera digna buscando tu beneplácito,
— ayúdanos a dar frutos de buenas obras.

Padre santo, que enviaste a tu Hijo al mundo para evangelizar a los pobres,
— concédenos la gracia de anunciar tu reino.

Padre santo, que enriqueciste a san Antonio con el don de la sabiduría,
— indunde en nuestros corazones esa misma sabiduría para que obre en nosotros y dé frutos en abundancia.

Padre santo, que a todos nos llamas a la perfección en el amor, y quieres que seamos sal de la tierra y luz del mundo,
— ilumínanos, para que te sirvamos en nuestros hermanos.

Padre santo, que nos hiciste a tu imagen y semejanza,
— enséñanos a descubrir tu presencia en todos los hombres y especialmente en los pobres.

PADRE NUESTRO

ORACIÓN

Dios misericordioso y eterno, tú que has dado a tu pueblo en la persona de san Antonio de Padua un predicador insigne y un intercesor poderoso, concédenos seguir fielmente las exigencias del evangelio para que merezcamos tenerle como protector en todas las adversidades. Por nuestro Señor Jesucristo.



Vísperas

HIMNO

Antonio, que, con alma generosa,
hiciste a Cristo el centro de tu vida,
cual arras de la gloria que esperabas,
a Jesús en tus brazos recibías.

Orando en el silencio, oculto a todos,
eran largas y ardientes tus vigilias;
en ellas de su luz te llena el cielo,
te concede inmortal sabiduría.

Los campos que dejó la muerte yermos,
tu palabra, cual río, vivifica;
mieses de eternidad en ellos se alzan,
resurge la piedad, la fe germina.

Arca del Testamento que proclamas,
antorcha de la Iglesia es tu doctrina,
tu voz hunde el error en su tiniebla,
y el sol de la Verdad glorioso brilla.

Faro de los perdidos y los náufragos,
de enfermos y afligidos medicina,
remedio de mendigos y de hambrientos,
en ti encuentra abogado el que suplica.

Por ti, que reinas puro en la luz pura,
la Trinidad, benigna, nos asista,
nos libre del pecado y de sus males,
con sus dones y gloria nos bendiga. Amén.


SALMODIA

Ant. 1. Amado de Dios y de los hombres: bendita es su memoria.

Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,

el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,

el que no retracta lo que juró
aun en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.

El que así obra nunca fallará.

Ant. 1. Amado de Dios y de los hombres: bendita es su memoria.



Ant. 2. Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, en quien me complazco;
sobre él he puesto mi espíritu.

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.

No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.

Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.

El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.

Ant. 2. Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, en quien me complazco;
sobre él he puesto mi espíritu.



Ant. 3. El Señor me concedió lo que pedían mis labios, con mi lengua le daré gracias.

 Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Ant. 3. El Señor me concedió lo que pedían mis labios, con mi lengua le daré gracias.



LECTURA BREVE
Rom 8, 28–30

Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien; a los cuales ha llamado conforme a su designio. Porque a los que había conocido de antemano los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.

RESPONSORIO BREVE

No se desvanecerá su memoria.
No se desvanecerá su memoria.

Y su nombre se repetirá de generación en generación.
No se desvanecerá su memoria.

Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo
No se desvanecerá su memoria.


MAGNIFICAT

 Ant. Oh doctor admirable, luz de la Iglesia santa, bienaventurado Antonio,
fiel cumplidor de la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Ant. Oh doctor admirable, luz de la Iglesia santa, bienaventurado Antonio,
fiel cumplidor de la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios.


PRECES

Roguemos humildemente a Cristo, Señor nuestro, fuente de vida y de santidad, y digámosle:
Venga a nosotros tu reino, Señor.

Cristo, que enviaste a tus discípulos por el mundo a predicar el Evangelio a toda criatura,
— infunde también a los predicadores de hoy la fuerza de tu Espíritu.

Cristo, que continúas enviando al mundo predicadores de la buena nueva y confirmas sus palabras,
— otórganos ser testigos fieles de tu resurrección.

Cristo, que nos quieres colaboradores tuyos en la construcción de un mundo mejor,
— concédenos ser mensajeros de tu paz dentro de la Iglesia.

Cristo, que llamas a los no creyentes al seno de la Iglesia,
— haz que tu pueblo crezca bajo un mismo Pastor y forme un solo rebaño.

Cristo Jesús, que viniste para que tengamos vida plena, 
— acoge a nuestros hermanos difuntos y hazlos partícipes de la bienaventuranza eterna.

PADRE NUESTRO

ORACION

Dios misericordioso y eterno, tú que has dado a tu pueblo en la persona de san Antonio de Padua un predicador insigne y un intercesor poderoso, concédenos seguir fielmente las exigencias del evangelio, para que merezcamos tenerle como protector en todas las adversidades. Por nuestro Señor Jesucristo.

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