San Francisco por Ubaldo Gandolfi 1768


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San Francisco en éxtasis – Ubaldo Gandolfi (c. finales del siglo XVIII)

San Francisco en éxtasis, de Ubaldo Gandolfi, ofrece una interpretación elegante y serena de la escena de la estigmatización. Gandolfi, nacido en San Matteo della Decima, se formó en la Academia Clementina desde los 17 años bajo la tutela de Ercole Graziani el Joven, Felice Torelli y Ercole Lelli. Perteneciente a una familia de artistas prolífica —incluyendo a sus hijos Giovanni Battista y Ubaldo Lorenzo, su hermano Gaetano y sus sobrinos Mauro y Demócrito—, Gandolfi es considerado uno de los últimos exponentes de la gran manera de la escuela boloñesa, tradición establecida casi dos siglos antes por los Carracci. Su obra abarca estilos barrocos y neoclásicos y recuerda particularmente el enfoque de Ludovico Carracci en el color, la composición y el gesto expresivo.

En este lienzo, San Francisco se representa en un momento de éxtasis contemplativo, suavemente sostenido por dos ángeles y acompañado por dos querubines, creando una sensación de gracia espiritual elevada en lugar de dolor o sufrimiento. La expresión del santo es calmada y serena, y sus rasgos están modelados con delicadeza y suavidad. Gandolfi evita cualquier representación dramática o impactante; en su lugar, el foco se centra en la íntima y mística conexión entre Francisco y lo divino. Las figuras angelicales están pintadas con una ligereza casi etérea: sus alas son translúcidas, con plumas representadas con tal sutileza que parecen flotar sobre el lienzo.

La paleta que emplea Gandolfi es exquisita, compuesta por tonos suaves y casi pastel, combinando armoniosamente rosas, verdes y azules apagados. La cuidadosa selección de colores crea un entorno visual cohesivo, donde incluso las rocas y el cielo se integran en los mismos tonos delicados. Este enfoque cromático refinado realza la cualidad etérea de la escena, destacando tanto la elevación espiritual del santo como la serena intimidad del momento. Cada rostro y gesto está pintado con meticulosa atención, desde las suaves facciones redondeadas de los querubines hasta las expresiones tiernas y atentas de los ángeles. En conjunto, San Francisco en éxtasis constituye una síntesis magistral de destreza técnica, sentido del color refinado y sensibilidad devocional, presentando una interpretación elegante y única de la estigmatización que invita a la contemplación visual y espiritual.

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