Piero Casentini Convento de la Santisima Anunciacion
Este mural del año 2012 por Piero Casentini, presenta a la Virgen María con los santos Anthonio, Clara, Francisco y los Protomartires Franciscanos, todos en adoración al Crucifijo. Estos mártires fueron los primeros en abrazar la vida de los frailes menores, y también fueron los primeros misioneros enviados por Francisco de Asís. El mural se encuentra en el Monasterio de la Santísima Annunziata, en Terni, Italia. Otra obra similar de Piero Casentini se encuentra en la Iglesia de San Antonio, ubicada también en Terni.
El primero de noviembre se celebra la fiesta de Todos los Santos. Toda la Iglesia lo celebra porque hay gran fiesta en el cielo. Es una gran oportunidad de agradecer todos los beneficios, todas las gracias que Dios ha derramado en personas que han vivido en esta tierra, especialmente aquellos que pertenecieron, o fueron cercanos a nuestra familia. Celebremos este día con un corazón agradecido, porque Dios ha sido grande con nosotros. Hoy es un buen día para reflexionar todo el bien espiritual y material que por intercesión de los santos hemos obtenido a lo largo de nuestra vida.
En esta escena radiante, San Francisco se encuentra entre sus primeros compañeros, todos con halo, un sutil pero poderoso signo de su santidad y testimonio compartido. La agrupación íntima de las figuras sugiere la fraternidad primitiva de la Orden de los Frailes Menores, un humilde grupo cuya vida se convirtió en un evangelio viviente. Cada figura, posiblemente los protomártires franciscanos, refleja la dedicación a la pobreza, la humildad y la fraternidad, mostrando una comunidad unida por el llamado radical del Evangelio más que por la ambición personal.
Lo que más llama la atención es la hermosa paleta de colores, donde los tonos azules suaves y luminosos se combinan con los cobrizos cálidos, creando un equilibrio armonioso entre lo celestial y lo terrenal. Los azules evocan la presencia divina, mientras los cobrizos aportan calidez y profundidad a los hábitos, halos y entorno de los frailes. La composición es un himno contemplativo en pigmento, que transmite la herencia viva de los primeros hermanos de Francisco y refleja la invitación divina a la santidad en la vida cotidiana.




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