Te adoramos
Cada vez que veía una iglesia católica en la distancia, se sabía que San Francisco se arrodillaba y alababa a Dios. A menudo decía las siguientes palabras que transmitía a sus frailes.
Te adoramos, Santísimo Señor Jesucristo,
aquí y en todas las iglesias que hay en todo el mundo,
y te bendecimos, pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Esta pequeña oración fue utilizada por los franciscanos durante muchos siglos y con el tiempo fue adaptada para convertirse en una oración "estándar" en la devoción popular conocida como las Estaciones de la Cruz. Los franciscanos fueron fundamentales para difundir esta devoción por toda Europa y los Estados Unidos, por lo que no debería sorprendernos que esta oración de San Francisco se haya convertido en la oración principal de esta devoción.
Por lo general, la oración también se reza en modo breve: "Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz has redimido al mundo".
Esta jaculatoria también se dice al comienzo de cada estación y generalmente se reza durante la genuflexión, así que la próxima vez que reces en las Estaciones de la Cruz, recuerda a San Francisco y su apasionado amor por Jesús.
Te adoramos, Santísimo Señor Jesucristo,
aquí y en todas las iglesias que hay en todo el mundo,
y te bendecimos, pues por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Esta pequeña oración fue utilizada por los franciscanos durante muchos siglos y con el tiempo fue adaptada para convertirse en una oración "estándar" en la devoción popular conocida como las Estaciones de la Cruz. Los franciscanos fueron fundamentales para difundir esta devoción por toda Europa y los Estados Unidos, por lo que no debería sorprendernos que esta oración de San Francisco se haya convertido en la oración principal de esta devoción.
Por lo general, la oración también se reza en modo breve: "Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, porque con tu Santa Cruz has redimido al mundo".
Esta jaculatoria también se dice al comienzo de cada estación y generalmente se reza durante la genuflexión, así que la próxima vez que reces en las Estaciones de la Cruz, recuerda a San Francisco y su apasionado amor por Jesús.
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