San Buenaventura Murillo

Bartolomé Esteban Murillo

En 1665 Murillo empieza el más amplio encargo pictórico que realizó en su vida. Se trata de las obras que formarían el retablo principal, los pequeños retablos colaterales del presbiterio y los cuadros de las capillas laterales de la iglesia de los Capuchinos de Sevilla. En el retablo mayor del templo se encontraba esta obra, formando pareja con las Santas Justa y Rufina. La ubicación de ambos santos en la decoración del retablo vendría motivada porque san Buenaventura es uno de los principales santos de la Orden Franciscana mientras que san Leandro fue, según la tradición, el fundador del templo que se levantó donde fueron martirizadas las patronas de la ciudad, lugar que luego ocuparía la iglesia de los Capuchinos. Sería, por lo tanto, una alegoría de la entrega simbólica del templo por parte de san Leandro a san Buenaventura. Esa es la razón por la que éste aparece con una maqueta del antiguo templo, de traza gótica, que Murillo debió conocer a través de algún grabado. La solemnidad y gravedad de la composición ha intentado ser suavizada por el maestro gracias a los gestos de ambos santos, dispuestos en actitud dialogante. Así san Leandro aparece de perfil y san Buenaventura de frente, dirigiendo el primero la mirada hacia el segundo como queriendo transmitirle un mensaje. La figura de san Leandro ya había sido pintada por Murillo para la sacristía de la catedral, siguiendo aquí la misma iconografía, con su báculo arzobispal y mostrando una cartela donde alude a su lucha contra los arrianos mientras un pequeño ángel sostiene su mitra que alude a la condición de obispo. San Buenaventura aparece representado con la tonsura y la barba típicas de los Capuchinos, el hábito pardo y la muceta roja. Las luces empleadas crean una formidable sensación atmosférica que caracteriza la etapa madura de Murillo. Museo de Bellas Artes de Sevilla

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Conjunto Retablo Mayor del Convento de los Capuchinos

Ambas figuras, de tamaño natural, crean el centro y casi la totalidad de la composición, junto a un niño que portando la mitra de San Leandro se esconde tras la capa de éste, el cual, es representado a la derecha del lienzo con sus ornamentos pontificales blancos, y con un pergamino en el que hace una defensa del verbo cristiano contra las herejías arrianas.

Por su parte, San Buenaventura con traje monástico, sostiene sobre un libro una maqueta arquitectónica de un monasterio. La visión de esta obra nos recuerda a San Buenaventura como el principal santo de la orden franciscana, y a San Leandro como fundador del templo construido en el lugar donde fueron martirizadas santa Justa y Rufina. Murillo nos relata la cesión del histórico templo, por parte de san Leandro a San Buenaventura.

Igualmente, existen un movimiento en la composición, destacado por la fuerte luminosidad sobre primera figura, San Leandro y la mayor oscuridad en el resto de lo representado.

En un segundo plano elementos arquitectónicos de estilo clásico como la pilastra de una baranda y una columna sobre un alto pedestal cierran la escena.

Bolsita para accesorios con imagen del escudo Franciscano

Iconografia San Buenaventura; San Leandro

Datación 1665-1666 (Siglo XVII)

Contexto Cultural/Estilo Escuela Sevillana

Barroco

Uso/función Religiosa

Lugar de Procedencia Convento de los Capuchinos, Sevilla(Andalucía, España): Iglesia. Retablo mayor.

[Situado originalmente en el primer cuerpo del retablo del Jubileo de la Porciúncula (o Retablo Mayor); formando pareja con el lienzo de las santas Justa y Rufina.]

Lugar Específico/Yacimiento Convento de los Capuchinos

Tipo de Colección Colección Estable

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ANGULO IÑIGUEZ, Diego. Murillo: su vida, su arte, su obra. 1981. T.I. P.362. Lám.239.; Espasa-Calpe. Madrid.


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