Novena San Luis Rey dia 1


INICIO

Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Criador y Redentor mío, por ser Vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de haberos ofendido: propongo, con vuestra gracia, nunca más pecar, y espero en vuestra misericordia, que me habéis de perdonar y salvar. Amén.

ORACIÓN INICIAL

Omnipotente Dios y Señor nuestro, Rey Supremo de los Cielos y la tierra, que con vuestra palabra habéis sacado a todas las creaturas del profundo abismo de la nada, y formasteis al hombre a vuestra imagen y semejanza, haciéndole complemento de vuestras maravillas: pues vuestro Hijo Santísimo nos enseñó a llamaros Padre, dándonos confianza para invocaros, hacednos dignos hijos vuestros, santificando en nosotros vuestro excelso Nombre: dadnos celo de vuestra honra y de la salvación de las almas redimidas con la preciosa Sangre de vuestro Hijo Jesucristo, para que nuestra única gloria sea el que Vos seáis reconocido y adorado, y que todos pertenezcamos al Reino de vuestra Justicia por la gracia y la caridad.

Atended, Señor, a la flaqueza y miseria de nuestro ser, y concedednos que, fortificada nuestra alma por la participación de los Sacramentos, solo suspire por Vos, único objeto de su amor, y que ilustrada por medio de vuestra palabra comprenda los Misterios altísimos que el mismo Jesucristo se dignó revelarnos.

Dadnos un corazón dócil a vuestras inspiraciones, piadoso para con los prójimos, paciente en las tribulaciones, humilde en las prosperidades, y mortificado para no dejarse vencer de las aficiones terrenas. Recibid benigno el sacrificio de nuestras oraciones, y purificad nuestra conciencia, dándonos la fuerza y aliento que nuestra debilidad necesita para la perfecta práctica de vuestra Santa Ley; y concedednos el favor que ahora os pedimos, y la perseverancia en vuestra gracia.

Por el mismo Jesucristo Hijo vuestro, nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.

DÍA PRIMERO
16 DE AGOSTO

DEL GRAN AMOR QUE SAN LUIS TUVO A DIOS

Desde su infancia puso San Luis su principal cuidado en arreglar su corazón a la Divina Ley. Habíale criado su madre Doña Blanca de Castilla en el temor de Dios, repitiéndole muchas veces que antes elegiría verle muerto que en pecado mortal. Conservó toda su vida la gracia del Bautismo, y entre los cuidados del gobierno y las distracciones y ejemplos de la Corte mantuvo su espíritu puro de todo afecto terreno, dirigiendo siempre sus acciones a la mayor gloria de Dios. Este deseo de agradarle le hizo resolver a la heroica y gloriosa acción de conquistar la Tierra Santa: y sin que los muchos trabajos que allí padeció entibiasen su fervoroso celo, se avivaron más sus deseos de restablecer la Fe de Jesucristo en el África; en cuya costa, consumido más del fuego del Amor Divino que de la peste, dio su alma al Señor entre afectuosos actos de Religión y de celo por la propagación de su Santo Nombre.

REFLEXIÓN

Dios siempre rico en misericordias, que nos creó de la nada, y conserva liberal y piadoso, no sació la excesiva caridad y amor que nos tiene, sino enviándonos su Unigénito Hijo para nuestra Redención, adoptándonos por hijos suyos y preparándonos una eterna felicidad. En recompensa solo quiere de nosotros que empleemos nuestro corazón en amarle únicamente, observando su Santa Ley. Consagrémosle, pues, todas nuestras acciones, y reconocidos a la honra y utilidad, que logramos en ser amados de su Bondad, aspiremos en todo tiempo a cumplir sus preceptos, no llevando otro fin que el de agradarle y glorificar su Santo Nombre.

ORACIÓN PARA ESTE DÍA

Dios y Señor nuestro, que en muestra del amor que nos tenéis, enviasteis al mundo a vuestro Unigénito Hijo Jesucristo para que se ofreciese Hostia pura e inmaculada en el Ara de la Cruz por la remisión de nuestros pecados: admitid estos humildes ruegos, unidos a los méritos del mismo Jesucristo, y por ellos, y la intercesión de vuestro Siervo San Luis, concedednos un corazón puro y fervoroso, con que despreciando todo lo terreno, os amemos y apreciemos únicamente. Confesamos que nuestra indignidad no merece la excelente prerrogativa de ser amados de Vos, origen de todo bien, y de que nos mandéis emplear en vuestro amor: pero Vos, Señor, que podéis hacer justos y santos a los inmundos y pecadores, purificaréis nuestro espíritu, haciéndole sentir la dulzura de vuestra suave presencia, para que amándoos únicamente, solo anhelemos agradaros y cumplir vuestra Santa voluntad. Así lo esperamos por el mismo Jesucristo Hijo vuestro nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.

Se rezará tres veces el Padre nuestro y Ave María, con Gloria Patri; y se concluirá con los siguientes Gozos, Antífona, Versículos y Oración.

GOZOS DE SAN LUIS IX REY DE FRANCIA

Ejemplar esclarecido
De reyes, de Francia honor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

De niño fuiste criado
En temor santo de Dios;
De virtudes fuisteis vos
Desde muy niño adornado;
En amor santo encendido,
Con la edad creció el ardor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Admirable en abstinencia,
En oración fervoroso,
Del honor de Dios celoso,
De cilicios la frecuencia
Os ha hecho esclarecido,
Santo de marca mayor:
Seais nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Los pobres y desvalidos
Fueron vuestros cortesanos,
Les lavábais pies y manos,
A más de bien socorridos,
Darles alivio cumplido
Procuraba vuestro amor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Del gran Serafín llagado
Hijo, en su Orden Tercero,
Ilustraste al mundo entero,
Habiéndole despreciado;
Y aunque de él escarnecido,
Despreciáis tal burlador:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Con católico valor,
Procurasteis conquistar
La tierra en que quiso obrar
La salud el Redentor;
Con ejército lucido
Fuiste del turco terror:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Vuestro ejército infectó
La peste, plaga cruel;
Y aunque fuisteis del infiel
Prisionero, no logró
El pacto, que envanecido
Os propuso su furor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Segunda vez embestís
Al turco, que tanto infesta;
Pero herido de la peste
Vuestro fin no conseguís:
Sobre Túnez de ella herido
Volvéis el alma al Redentor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Lamparones, que es mal fiero,
Curáis con facilidad,
Y a cualquier enfermedad
Remedio dais por entero;
Atento está vuestro oído
A quien os pide favor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Miradnos siempre propicio
En cualquier tribulación,
Y con vuestra intercesión
Libradnos de todo vicio;
Con vuestro favor vencido
Sea el pecado y error:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Pues que ejemplar habéis sido
De reyes, de Francia honor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

ANTIFONA

Este gran Rey sustentó en su vida la Casa del Señor, y fortaleció en sus días el Templo: miró por la felicidad de su Pueblo, y le libró de sus enemigos.

V. El justo florecerá como la palma,

R. Y se multiplicará como el cedro del Líbano.

ORACIÓN FINAL

Dios, que del Reino de la tierra trasladasteis al Bienaventurado Confesor San Luis a la Gloria de la Celestial Patria: concedednos por su intercesión y méritos, que logremos igual suerte en la compañía del Rey de los Reyes, Jesucristo Hijo vuestro. Atended propicio a los deseos de nuestro Rey Católico, concediéndole feliz y tranquilo gobierno, y victoria contra los enemigos de vuestro Santo Nombre, para gloria vuestra y beneficio de su pueblo. Por el mismo Jesucristo Hijo vuestro, nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por los siglos de los siglos. Amen. 
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.


Pbro. Leopoldo Jerónimo de Puig, capellán real y administrador del Real Hospital de San Luis de los Franceses en Madrid. Con licencia otorgada por el vicario de la villa de Madrid en el año 1744. Los Gozos, de origen valenciano, no tienen fecha ni autor conocido.

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