Novena a San Luis Rey dia 9

INICIO

Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Criador y Redentor mío, por ser Vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de haberos ofendido: propongo, con vuestra gracia, nunca más pecar, y espero en vuestra misericordia, que me habéis de perdonar y salvar. Amén.

ORACIÓN INICIAL

Omnipotente Dios y Señor nuestro, Rey Supremo de los Cielos y la tierra, que con vuestra palabra habéis sacado a todas las creaturas del profundo abismo de la nada, y formasteis al hombre a vuestra imagen y semejanza, haciéndole complemento de vuestras maravillas: pues vuestro Hijo Santísimo nos enseñó a llamaros Padre, dándonos confianza para invocaros, hacednos dignos hijos vuestros, santificando en nosotros vuestro excelso Nombre: dadnos celo de vuestra honra y de la salvación de las almas redimidas con la preciosa Sangre de vuestro Hijo Jesucristo, para que nuestra única gloria sea el que Vos seáis reconocido y adorado, y que todos pertenezcamos al Reino de vuestra Justicia por la gracia y la caridad.

Atended, Señor, a la flaqueza y miseria de nuestro ser, y concedednos que, fortificada nuestra alma por la participación de los Sacramentos, solo suspire por Vos, único objeto de su amor, y que ilustrada por medio de vuestra palabra comprenda los Misterios altísimos que el mismo Jesucristo se dignó revelarnos.

Dadnos un corazón dócil a vuestras inspiraciones, piadoso para con los prójimos, paciente en las tribulaciones, humilde en las prosperidades, y mortificado para no dejarse vencer de las aficiones terrenas. Recibid benigno el sacrificio de nuestras oraciones, y purificad nuestra conciencia, dándonos la fuerza y aliento que nuestra debilidad necesita para la perfecta práctica de vuestra Santa Ley; y concedednos el favor que ahora os pedimos, y la perseverancia en vuestra gracia.

Por el mismo Jesucristo Hijo vuestro, nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.

DÍA NOVENO
24 DE AGOSTO

DEL CELO QUE TUVO SAN LUIS DE DILATAR LA FE

El ardiente amor que tenía San Luis a Dios, y el celo de dilatar la Fe de Jesucristo, y hacerle adorar de las Naciones que ocupaban el precioso terreno en que se obraron los Misterios de nuestra Redención, impelió al Santo Rey a emprender el peligroso viaje de la Siria, animando con su ejemplo y exhortaciones a muchos señores y príncipes que le acompañaron y fueron testigos del ardor con que se expuso a todos los peligros y fatigas para lograr tan piadoso designio. Aunque los efectos no correspondieron a sus deseos, permitiendo Dios que el Santo Rey y mucha parte de su ejército quedasen prisioneros de los Bárbaros, no descaeció su celo, y todo el tiempo que estuvo en la Siria se empleó en propagar la Religión, haciéndola recomendable su purísima vida y admirables ejemplos, con que convirtió a muchos Infieles. Vuelto a su Reino, perseveró en su ansioso deseo de extender el conocimiento de Jesucristo, a cuyo fin se embarcó para Túnez, en donde segunda vez frustradas sus esperanzas por alta providencia de Dios, fue víctima de la Religión, muriendo de peste, después de haber manifestado un sufrimiento y constancia invencible, y una conformidad humilde con las Divinas disposiciones.

REFLEXIÓN

Si tuviéramos celo de la gloria de Dios, y del bien espiritual de nuestros prójimos, sentiríamos gran dolor al ver tan dilatadas regiones en que se carece del conocimiento de Jesucristo, y sacrificaríamos nuestro descanso porque tantas almas se aprovechasen del fruto precioso de su Sangre. Mas ya que no tenemos ánimo para ofrecernos a la muerte, como este Santo Rey, por la conversión de los Infieles, procuremos con los buenos ejemplos y exhortaciones atraer a nuestros prójimos a que santifiquen el Nombre de Dios con la observancia de su Divina Ley sin descuidar de nuestro propio aprovechamiento, peleando contra nuestras pasiones, seguros de que este dilatado martirio nos adquirirá los consuelos y premios que Dios nos tiene prevenidos en su Celestial Reino.

ORACIÓN PARA ESTE DÍA

Dios y Señor nuestro, abundante en misericordias, que adornáis a vuestros Santos con el celo ardiente de extender la noticia de vuestro Nombre entre las Naciones que no os conocen para mayor gloria vuestra y utilidad de las Almas: comunicadnos por la intercesión de vuestro siervo San Luis, fervoroso deseo de la conversión de los Infieles, y aplicad a estos el infinito precio de los tormentos y Pasión de vuestro Santísimo Hijo, para que convertidos a Vos, logren participar del estimable tesoro de los Sacramentos, y unidos con nosotros por la Fe y Caridad, gocen también de la felicidad eterna que nos tenéis prometida. Enseñadnos a venerar vuestros justos juicios, y rendidnos a vuestras disposiciones; y pues nos amáis con tanto exceso, enseñadnos a cumplir vuestros preceptos, y dirigid nuestras obras, palabras y pensamientos a vuestra mayor gloria, para nuestra eterna salud. Así os lo suplicamos por el mismo Jesucristo Hijo vuestro, nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.

Rezar tres veces el Padre nuestro y Ave María, con Gloria Patri.

GOZOS DE SAN LUIS IX REY DE FRANCIA

Ejemplar esclarecido
De reyes, de Francia honor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

De niño fuiste criado
En temor santo de Dios;
De virtudes fuisteis vos
Desde muy niño adornado;
En amor santo encendido,
Con la edad creció el ardor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Admirable en abstinencia,
En oración fervoroso,
Del honor de Dios celoso,
De cilicios la frecuencia
Os ha hecho esclarecido,
Santo de marca mayor:
Seais nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Los pobres y desvalidos
Fueron vuestros cortesanos,
Les lavábais pies y manos,
A más de bien socorridos,
Darles alivio cumplido
Procuraba vuestro amor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Del gran Serafín llagado
Hijo, en su Orden Tercero,
Ilustraste al mundo entero,
Habiéndole despreciado;
Y aunque de él escarnecido,
Despreciáis tal burlador:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Con católico valor,
Procurasteis conquistar
La tierra en que quiso obrar
La salud el Redentor;
Con ejército lucido
Fuiste del turco terror:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Vuestro ejército infectó
La peste, plaga cruel;
Y aunque fuisteis del infiel
Prisionero, no logró
El pacto, que envanecido
Os propuso su furor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Segunda vez embestís
Al turco, que tanto infesta;
Pero herido de la peste
Vuestro fin no conseguís:
Sobre Túnez de ella herido
Volvéis el alma al Redentor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Lamparones, que es mal fiero,
Curáis con facilidad,
Y a cualquier enfermedad
Remedio dais por entero;
Atento está vuestro oído
A quien os pide favor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Miradnos siempre propicio
En cualquier tribulación,
Y con vuestra intercesión
Libradnos de todo vicio;
Con vuestro favor vencido
Sea el pecado y error:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Pues que ejemplar habéis sido
De reyes, de Francia honor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

ANTIFONA

Este gran Rey sustentó en su vida la Casa del Señor, y fortaleció en sus días el Templo: miró por la felicidad de su Pueblo, y le libró de sus enemigos.

V. El justo florecerá como la palma,

R. Y se multiplicará como el cedro del Líbano.

ORACIÓN FINAL

Dios, que del Reino de la tierra trasladasteis al Bienaventurado Confesor San Luis a la Gloria de la Celestial Patria: concedednos por su intercesión y méritos, que logremos igual suerte en la compañía del Rey de los Reyes, Jesucristo Hijo vuestro. Atended propicio a los deseos de nuestro Rey Católico, concediéndole feliz y tranquilo gobierno, y victoria contra los enemigos de vuestro Santo Nombre, para gloria vuestra y beneficio de su pueblo. Por el mismo Jesucristo Hijo vuestro, nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por los siglos de los siglos. Amen. 
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.


Pbro. Leopoldo Jerónimo de Puig, capellán real y administrador del Real Hospital de San Luis de los Franceses en Madrid. Con licencia otorgada por el vicario de la villa de Madrid en el año 1744. Los Gozos, de origen valenciano, no tienen fecha ni autor conocido.

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