Novena a San Luis Rey dia 7

INICIO

Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Criador y Redentor mío, por ser Vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de haberos ofendido: propongo, con vuestra gracia, nunca más pecar, y espero en vuestra misericordia, que me habéis de perdonar y salvar. Amén.

ORACIÓN INICIAL

Omnipotente Dios y Señor nuestro, Rey Supremo de los Cielos y la tierra, que con vuestra palabra habéis sacado a todas las creaturas del profundo abismo de la nada, y formasteis al hombre a vuestra imagen y semejanza, haciéndole complemento de vuestras maravillas: pues vuestro Hijo Santísimo nos enseñó a llamaros Padre, dándonos confianza para invocaros, hacednos dignos hijos vuestros, santificando en nosotros vuestro excelso Nombre: dadnos celo de vuestra honra y de la salvación de las almas redimidas con la preciosa Sangre de vuestro Hijo Jesucristo, para que nuestra única gloria sea el que Vos seáis reconocido y adorado, y que todos pertenezcamos al Reino de vuestra Justicia por la gracia y la caridad.

Atended, Señor, a la flaqueza y miseria de nuestro ser, y concedednos que, fortificada nuestra alma por la participación de los Sacramentos, solo suspire por Vos, único objeto de su amor, y que ilustrada por medio de vuestra palabra comprenda los Misterios altísimos que el mismo Jesucristo se dignó revelarnos.

Dadnos un corazón dócil a vuestras inspiraciones, piadoso para con los prójimos, paciente en las tribulaciones, humilde en las prosperidades, y mortificado para no dejarse vencer de las aficiones terrenas. Recibid benigno el sacrificio de nuestras oraciones, y purificad nuestra conciencia, dándonos la fuerza y aliento que nuestra debilidad necesita para la perfecta práctica de vuestra Santa Ley; y concedednos el favor que ahora os pedimos, y la perseverancia en vuestra gracia.

Por el mismo Jesucristo Hijo vuestro, nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.

DÍA SÉPTIMO
22 DE AGOSTO

DE LA VIGILANCIA Y JUSTICIA DE SAN LUIS

Convencido San Luis de que la cualidad de Rey le obligaba a atender únicamente al beneficio de sus pueblos, sacrificó su reposo a los cuidados del gobierno y a la administración de la justicia. Para facilitar la brevedad del despacho a todo género de personas, y especialmente a los pobres, acostumbraba salirse al bosque de Vincennes, acompañado de algunos señores, y debajo de un árbol, sin que lo impidiesen las guardias, daba audiencia a cuantos se presentaban: oía y examinaba por sí mismo sus pretensiones, y con el consejo de aquellos señores, expedía los negocios, cuidando de que a ninguno se hiciese vejación. Encargaba a los Gobernadores y Bailíos que enviaba a las provincias de su Reino, y a otras personas Religiosas, que inquiriesen si se hacía algún daño a los vasallos, y examinasen si sus antecesores habían defraudado a alguno, para recompensar y satisfacer todos los perjuicios. Ordenó santísimas leyes contra las blasfemias y escándalos, y para el mejor gobierno de su Reino. Vivió con gran moderación, evitando todos los gastos superfluos para no gravar a sus pueblos con tributos. En el cuidado de su Casa y Familia fue extremado, haciendo criar a sus hijos en el temor de Dios, y exhortándolos a huir las vanidades del mundo: la admirable instrucción que en su última enfermedad dictó para Felipe su hijo y sucesor, manifiesta la pureza de la vida de este Santo Rey, y la vigilancia con que gobernó su familia, para beneficio de su Reino.

REFLEXIÓN


Todos nos hallamos a proporción igualmente precisados a cuidar del adelantamiento y utilidad espiritual de las personas que Dios ha puesto a nuestro cargo, y del cumplimiento exacto de las obligaciones que se incluyen en el estado o empleo en que la Divina Providencia nos ha colocado. El ejemplo de este Santo Rey debe excitar nuestro deseo de satisfacer a todo cuidadosamente; y de emplear los talentos que su Majestad nos ha dado, en utilidad de los prójimos, seguros de que no dejará Dios sin abundante premio nuestra vigilancia.

ORACIÓN PARA ESTE DÍA

Dios y Señor nuestro, que con tan admirable sabiduría gobernáis todas las cosas, disponiéndolas para gloria de vuestro Poder, y utilidad de las criaturas: reconociendo nuestra insuficiencia e ignorancia clamamos a Vos, origen de todo bien, suplicándoos nos iluminéis, para que conozcamos lo que es más agradable a vuestra voluntad y conducente al cumplimiento de los cargos que nos ha fiado vuestra Providencia. Dirigidnos por la intercesión de vuestro Siervo San Luis, a quien disteis gracia para que acertase a gobernar su Reino, desterrase abusos, reprimiese vicios, y adelantase la gloria de vuestro Santo Nombre con sus ejemplos y exhortaciones. Dadnos, Señor, el mismo Divino Espíritu que dirigió sus acciones, para que corrijamos las nuestras, sepamos agradaros, y viviendo honestamente, hagamos recomendable vuestra Santa Ley, animando a nuestros prójimos a su más exacta observancia, para que empleados en vuestro servicio, sea vuestro Nombre santificado. Así os lo pedimos por Jesucristo Hijo vuestro, nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.

Rezar tres veces el Padre nuestro y Ave María, con Gloria Patri.

GOZOS DE SAN LUIS IX REY DE FRANCIA

Ejemplar esclarecido
De reyes, de Francia honor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

De niño fuiste criado
En temor santo de Dios;
De virtudes fuisteis vos
Desde muy niño adornado;
En amor santo encendido,
Con la edad creció el ardor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Admirable en abstinencia,
En oración fervoroso,
Del honor de Dios celoso,
De cilicios la frecuencia
Os ha hecho esclarecido,
Santo de marca mayor:
Seais nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Los pobres y desvalidos
Fueron vuestros cortesanos,
Les lavábais pies y manos,
A más de bien socorridos,
Darles alivio cumplido
Procuraba vuestro amor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Del gran Serafín llagado
Hijo, en su Orden Tercero,
Ilustraste al mundo entero,
Habiéndole despreciado;
Y aunque de él escarnecido,
Despreciáis tal burlador:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Con católico valor,
Procurasteis conquistar
La tierra en que quiso obrar
La salud el Redentor;
Con ejército lucido
Fuiste del turco terror:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Vuestro ejército infectó
La peste, plaga cruel;
Y aunque fuisteis del infiel
Prisionero, no logró
El pacto, que envanecido
Os propuso su furor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Segunda vez embestís
Al turco, que tanto infesta;
Pero herido de la peste
Vuestro fin no conseguís:
Sobre Túnez de ella herido
Volvéis el alma al Redentor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Lamparones, que es mal fiero,
Curáis con facilidad,
Y a cualquier enfermedad
Remedio dais por entero;
Atento está vuestro oído
A quien os pide favor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Miradnos siempre propicio
En cualquier tribulación,
Y con vuestra intercesión
Libradnos de todo vicio;
Con vuestro favor vencido
Sea el pecado y error:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Pues que ejemplar habéis sido
De reyes, de Francia honor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

ANTIFONA

Este gran Rey sustentó en su vida la Casa del Señor, y fortaleció en sus días el Templo: miró por la felicidad de su Pueblo, y le libró de sus enemigos.

V. El justo florecerá como la palma,

R. Y se multiplicará como el cedro del Líbano.

ORACIÓN FINAL

Dios, que del Reino de la tierra trasladasteis al Bienaventurado Confesor San Luis a la Gloria de la Celestial Patria: concedednos por su intercesión y méritos, que logremos igual suerte en la compañía del Rey de los Reyes, Jesucristo Hijo vuestro. Atended propicio a los deseos de nuestro Rey Católico, concediéndole feliz y tranquilo gobierno, y victoria contra los enemigos de vuestro Santo Nombre, para gloria vuestra y beneficio de su pueblo. Por el mismo Jesucristo Hijo vuestro, nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por los siglos de los siglos. Amen. 
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.


Pbro. Leopoldo Jerónimo de Puig, capellán real y administrador del Real Hospital de San Luis de los Franceses en Madrid. Con licencia otorgada por el vicario de la villa de Madrid en el año 1744. Los Gozos, de origen valenciano, no tienen fecha ni autor conocido.

Comments