Novena San Luis Rey dia 2


INICIO

Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Criador y Redentor mío, por ser Vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de haberos ofendido: propongo, con vuestra gracia, nunca más pecar, y espero en vuestra misericordia, que me habéis de perdonar y salvar. Amén.

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ORACIÓN INICIAL

Omnipotente Dios y Señor nuestro, Rey Supremo de los Cielos y la tierra, que con vuestra palabra habéis sacado a todas las creaturas del profundo abismo de la nada, y formasteis al hombre a vuestra imagen y semejanza, haciéndole complemento de vuestras maravillas: pues vuestro Hijo Santísimo nos enseñó a llamaros Padre, dándonos confianza para invocaros, hacednos dignos hijos vuestros, santificando en nosotros vuestro excelso Nombre: dadnos celo de vuestra honra y de la salvación de las almas redimidas con la preciosa Sangre de vuestro Hijo Jesucristo, para que nuestra única gloria sea el que Vos seáis reconocido y adorado, y que todos pertenezcamos al Reino de vuestra Justicia por la gracia y la caridad.

Atended, Señor, a la flaqueza y miseria de nuestro ser, y concedednos que, fortificada nuestra alma por la participación de los Sacramentos, solo suspire por Vos, único objeto de su amor, y que ilustrada por medio de vuestra palabra comprenda los Misterios altísimos que el mismo Jesucristo se dignó revelarnos.

Dadnos un corazón dócil a vuestras inspiraciones, piadoso para con los prójimos, paciente en las tribulaciones, humilde en las prosperidades, y mortificado para no dejarse vencer de las aficiones terrenas. Recibid benigno el sacrificio de nuestras oraciones, y purificad nuestra conciencia, dándonos la fuerza y aliento que nuestra debilidad necesita para la perfecta práctica de vuestra Santa Ley; y concedednos el favor que ahora os pedimos, y la perseverancia en vuestra gracia.

Por el mismo Jesucristo Hijo vuestro, nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.

DÍA SEGUNDO
17 DE AGOSTO

DE LA FERVOROSA ORACIÓN DE SAN LUIS.

Reconociendo San Luis que toda gracia viene de Dios, que promete conceder sus dones a quien humilde y confiado se los pidiere: empleaba el Santo Rey todos los días muchos ratos en asistir al Sacrificio de la Misa o a los Sermones, y rezar el Oficio Mayor, el de Nuestra Señora y el de los Difuntos. Se hallaba, siempre que podía, a todas las horas del Oficio Divino que se celebraba en su capilla; y mientras se lo permitió su salud, se levantaba a media noche a los Maitines, retirándose después a su cuarto a orar a solas, ofreciendo a Dios el sacrificio de sus lágrimas por la salud de su pueblo. Introdujo, entre otras piadosas costumbres que hoy observa la Iglesia, la de inclinarse profundamente al cantar el coro: «Et homo factus est», y la de orar un corto espacio, cuando al concluir las Pasiones en la Semana Santa se hace en ellas mención de la Muerte de Jesucristo. En esos días, y otros consagrados a la memoria de los Misterios de nuestra Redención, se entregaba a la más humilde y tierna meditación de los celestiales beneficios, atrayendo a todos con su ejemplo a tan necesario ejercicio.

REFLEXIÓN

Aprendamos de este Santo Rey a desechar la pereza y fastidio que tenemos a la Oración, y conozcamos la necesidad en que estamos de valernos de este poderoso medio para alcanzar y no perder la gracia, que es la vida del Alma. La Oración nos ilumina el entendimiento, nos consuela en las aflicciones, nos alivia en los trabajos, destierra la pereza, vence las tentaciones, conserva la devoción, alienta la confianza, y obliga a Dios a que nos conceda el don que le pedimos. No dejemos de la mano las armas de la Oración, para vencer con ellas los vicios que nos oprimen, y conseguir de Dios el remedio de nuestras necesidades.

ORACIÓN PARA ESTE DÍA

Dios y Señor nuestro, Padre de misericordias y dador de todo consuelo, que ponéis vuestras delicias en comunicar con los hombres: A Vos recurre nuestro atribulado corazón, exponiéndoos las muchas angustias y necesidades que nos cercan, seguros de conseguir más prontamente vuestra protección, cuando nos hallamos destituidos de humano socorro. Y pues Vos solo inspiráis lo que os debemos pedir para el logro de nuestra eterna salud, dignaos de ilustrar nuestro corazón para que acertemos a suplicaros con humildad y confianza lo que conviniere al remedio de nuestras aflicciones. Dadnos perfecto conocimiento de vuestra Santa Ley, fuerza y acierto para cumplirla enteramente, y un espíritu dócil y resignado a vuestras disposiciones. Y por la intercesión de vuestro Siervo San Luis, comunicadnos los consuelos que le hicisteis gustar en la Oración, para que se calmen y serenen las tempestades que en nuestra alma levantan las pasiones y aficiones terrenas, se disipen las nieblas de nuestra ignorancia, y alumbrados con las luces de vuestras inspiraciones, solo nos ocupemos en amaros y alabar vuestras misericordias. Así lo pedimos por vuestro Hijo Jesucristo nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.

Rezar tres veces el Padre nuestro y Ave María, con Gloria Patri.

GOZOS DE SAN LUIS IX REY DE FRANCIA

Ejemplar esclarecido
De reyes, de Francia honor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

De niño fuiste criado
En temor santo de Dios;
De virtudes fuisteis vos
Desde muy niño adornado;
En amor santo encendido,
Con la edad creció el ardor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Admirable en abstinencia,
En oración fervoroso,
Del honor de Dios celoso,
De cilicios la frecuencia
Os ha hecho esclarecido,
Santo de marca mayor:
Seais nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Los pobres y desvalidos
Fueron vuestros cortesanos,
Les lavábais pies y manos,
A más de bien socorridos,
Darles alivio cumplido
Procuraba vuestro amor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Del gran Serafín llagado
Hijo, en su Orden Tercero,
Ilustraste al mundo entero,
Habiéndole despreciado;
Y aunque de él escarnecido,
Despreciáis tal burlador:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Con católico valor,
Procurasteis conquistar
La tierra en que quiso obrar
La salud el Redentor;
Con ejército lucido
Fuiste del turco terror:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Vuestro ejército infectó
La peste, plaga cruel;
Y aunque fuisteis del infiel
Prisionero, no logró
El pacto, que envanecido
Os propuso su furor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Segunda vez embestís
Al turco, que tanto infesta;
Pero herido de la peste
Vuestro fin no conseguís:
Sobre Túnez de ella herido
Volvéis el alma al Redentor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Lamparones, que es mal fiero,
Curáis con facilidad,
Y a cualquier enfermedad
Remedio dais por entero;
Atento está vuestro oído
A quien os pide favor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Miradnos siempre propicio
En cualquier tribulación,
Y con vuestra intercesión
Libradnos de todo vicio;
Con vuestro favor vencido
Sea el pecado y error:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Pues que ejemplar habéis sido
De reyes, de Francia honor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

ANTIFONA

Este gran Rey sustentó en su vida la Casa del Señor, y fortaleció en sus días el Templo: miró por la felicidad de su Pueblo, y le libró de sus enemigos.

V. El justo florecerá como la palma,

R. Y se multiplicará como el cedro del Líbano.

ORACIÓN FINAL

Dios, que del Reino de la tierra trasladasteis al Bienaventurado Confesor San Luis a la Gloria de la Celestial Patria: concedednos por su intercesión y méritos, que logremos igual suerte en la compañía del Rey de los Reyes, Jesucristo Hijo vuestro. Atended propicio a los deseos de nuestro Rey Católico, concediéndole feliz y tranquilo gobierno, y victoria contra los enemigos de vuestro Santo Nombre, para gloria vuestra y beneficio de su pueblo. Por el mismo Jesucristo Hijo vuestro, nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por los siglos de los siglos. Amen. 
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.


Pbro. Leopoldo Jerónimo de Puig, capellán real y administrador del Real Hospital de San Luis de los Franceses en Madrid. Con licencia otorgada por el vicario de la villa de Madrid en el año 1744. Los Gozos, de origen valenciano, no tienen fecha ni autor conocido.

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