Corona Franciscana



27 DE AGOSTO: FIESTA DE LAS 07 ALEGRÍAS DE MARÍA

Devoción propia de la Orden Seráfica

La Iglesia recuerda los Dolores de María Santísima, pero también tiene presentes los gozos que tuvo mientras se encontraba en este mundo: Esa es la intención de la fiesta de las Siete Alegrías de Nuestra Señora, que los Franciscanos Observantes celebran el 27 de Agosto y los Franciscanos Conventuales el 26 del mismo mes. San Pío X autorizó a unos y otros celebrar esta fiesta en 1906. Originalmente se celebraba en la domínica infra-octava de la Asunción, pero en 1914 fue transferida a la octava de la Asunción (22 de Agosto); y en 1942, cuando se le asignó ese día a la fiesta del Inmaculado Corazón de María, la de las Siete Alegrías fue trasladada para los días 26 y 27 (en las órdenes precitadas).

Todos los Franciscanos llevan la Corona de las Siete Alegrías colgada del Cordón o Cuerda de sus Hábitos (Esta en si misma NO FORMA PARTE del Habito, pero es una señal filial visible de amor y consagración a la Inmaculada por parte de los Hijos de la Familia Seráfica).

LA CORONA SERÁFICA O CORONA FRANCISCANA DE LAS 07 ALEGRÍAS DE LA VIRGEN MARÍA: ORIGEN DE ESTA DEVOCIÓN.

Refiere el P. Lucas Wadingo, autor de los Anales de la Orden Seráfica, al año 1422, que un joven (Se dice que se llamaba Santiago de Santa María) por su tierna devoción a María, acostumbraba recoger flores, y coronar con ellas una imagen de la Reina de los Ángeles todos los sábados. Entro en la Orden, y siendo novicio no le era posible hacer este obsequio a María, y se resolvió volver al siglo. Antes de salir se fue a saludar a la Soberana Virgen, implorando su patrocinio. Apareciéndosele la Divina Señora, lo consoló, y confirmo en el estado religioso que había abrazado, y le dijo: <<Hijo mío, en lugar de las flores terrenas, con que tejías la corona, fórmame una de oraciones, rezando cada día en alabanza y acción de gracias a Dios un Padre nuestro, diez Ave Marías y un Gloria Patri, por cada una de las alegrías que experimente en la Anunciación, la Visitación a mi prima Santa Isabel, el Nacimiento de mi Hijo Santísimo, la Adoración de los Reyes, el Hallazgo de mi Divino Hijo en el Templo, en su Resurrección y en mi Asunción a los cielos.>>

Consolado el joven novicio, ofreció a María esta devoción, y al practicarla un día en su celda, el Padre maestro de novicios ( Se dice que se llamaba Gabriel Ferrer) observándole por los resquicios de la puerta, vio un Ángel con el novicio, que en un hilo  de oro ensartaba a cada Ave María que el novicio rezaba una rosa, y después de cada decena de rosas una azucena de oro, y formaba de estas hermosas flores una corona, y la ponía en la cabeza del novicio. Pasada la visión, el maestro dijo al novicio: ¿Que te ha pasado? Y sencillamente respondió: He rezado la Corona que me ha enseñado María Santísima. Entonces entendió el maestro el secreto de la visión.

Consiste, pues, la santa Corona en siete Padre nuestros, setenta y dos Ave Marías y siete Gloria Patri, en memoria de los setenta años que vivió en el mundo la Virgen María, Madre de Dios.  En esta forma la aprobó y renovó la Indulgencia Paulo V, mandando se añadiese al último un Padre nuestro y Ave María por el Sumo Pontífice, como consta del Registro de la Curia de Aracoeli. (Tom. II, págs. 98 y 99). (Las dos Ave Marías no pertenecen a la Corona, y se rezan únicamente por una costumbre que se introdujo en los siglos pasados).

San Bernardino de Siena, aseguraba, que cuantas gracias había recibido, las había obtenido por el rezo de la Corona de las Siete Alegrías; y un día mientras estaba rezándola con fervor, se le apareció la Virgen Santísima, y le dijo: <<Mi devoto siervo, tu devoción me es muy grata, y porque me honras cada día con esta Corona te he alcanzado de mi Hijo el don de milagros, y el espíritu apostólico de la predicación. Además, te hago saber que en el cielo participarás eternamente de mis gozos>>.

INDULGENCIA. - Cuantas personas lleven el Cordón Franciscano ganan tantas indulgencias plenarias cuantas veces rezaren la Corona, sin necesidad de confesarse y comulgar, estando ya para ello en gracia de Dios. Los que no llevan el Cordón Franciscano ganan las indulgencias plenarias citadas siempre que rezaren en compañía de alguien que ciña el Cordón Franciscano, o recen en las funciones de Iglesias Franciscanas. Las ganan así mismo en las fiestas de cada una de las Alegrías de la Virgen; en las fiestas principales de María; una vez al mes, con solo rezar la Corona los sábados; en la hora de la muerte, etc. Las indulgencias parciales concedidas a la Corona Franciscana son muchísimas, incluso las propias del Rosario.

Nuestro Smo. P. Pio X, deseando que todo el pueblo cristiano practique esta tierna devoción, ha concedido a todos los fieles las siguientes Indulgencias:

Plenaria, a) cada vez que recen la Corona públicamente en las iglesias franciscanas junto con los religiosos o religiosas [Para ganar esta Indulgencia no se requiere el uso de la Corona material. (Acta M. XXV 341)].- b) en cada  una de las fiestas de las Siete Alegrías [Anunciación.- El Hallazgo del Niño Jesús le celebra la Iglesia en el domingo después de la Epifanía.- En la fiesta de las 07 Alegrías  (22 o 27 de Agosto) se gana la misma Indulgencia.- (Acta M.XXV 342)] Y en las principales fiestas de la Virgen (Purísima Concepción.- Natividad.- Anunciación.- Purificación.- Asunción), o en uno de los siete días siguientes, si, habiéndose confesado y comulgado rezan la Corona;.- c) una vez al mes si acostumbran rezar la Corona todos los sábados, el día a su arbitrio, en que se confiesen y comulguen;.- d) en el artículo de la muerte, si se ha poseído dicha Corona y rezado durante la vida, confesado u comulgado, o no pudiendo hacer, invocando con la boca, si es posible y si no, con el corazón el nombre de Jesús y aceptando resignados la muerte de manos del Señor.

Parciales,.- a)de 300 años rezando la Corona en las demás fiestas de la Virgen, fuera de las indicadas;.-b) de 200 años en los días festivos de precepto;.-c) de 100 años en los sábados;.- d) de 10 años, si se retiene consigo la Corona y se reza con frecuencia, por cada acto de piedad o caridad que se practique, y cada vez que se recen siete Ave Marías, en honor de las Alegrías de la Virgen. Todas están Indulgencias son aplicables a las almas del Purgatorio: para ganarlas es condición necesaria que las Coronas que se usan estén bendecidas por el Rmo., Ministro General de la Orden de los Frailes Menores o por otro sacerdote.

ADVERTENCIA. - Por singular gracia, para ganar las principales indulgencias citadas no se requiere que el rezo de la Corona se haga de una vez, sino que pueden distribuirse los Misterios por el día; ni es necesario meditar en dichos Misterios o Alegrías; ni tener la Corona en la mano; lo cual hace facilísimo el rezo de esta devoción.

En todos los conventos Seráficos y en las funciones de los Terciarios suele rezarse la Corona Seráfica de las Siete Alegrías de la Virgen Santísima. Los Hermanos Franciscanos Seglares deben procurar ofrecer diariamente este homenaje a María, si quieren conocer por experiencia cuan grato es a la Reina del cielo este obsequio.

MODO DE REZAR LA SANTA CORONA.
Por la señal de + la Santa Cruz de nuestros enemigos + líbranos Señor + Dios Nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN:
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, criador y Redentor mío, en quien creo y espero, a quien amo y adoro sobre todas las cosas: por ser Vos quien sois, me pesa de haberos ofendido y con vuestra Divina Gracia propongo morir antes que volver a pecar. Ayudadme Señor, a fin de poder rezar con fervor la Santa Corona. Amén.

V. Abrid Señor mis labios
R. Y mi voz pronunciará vuestras alabanzas.
V. Dios mío en mi favor benigno entiende
R. Señor a mi socorro presto atiende.
V. Gloria sea al Padre, Gloria al Hijo, Gloria al Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
R. Amén. Aleluya.
(En Cuaresma: “Alabanza sea dada a Ti, Señor Rey de la eterna gloria”).

Bendita  y alabada sea la santa e Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María, Madre de Dios. Amen.
María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos del enemigo, y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amen.

MISTERIOS GOZOSOS.
PRIMER MISTERIO.

LA ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS.
Alabemos y demos gracias a Dios por la primera alegría que recibió la Santísima Virgen María cuando  le fue anunciado por el Arcángel  San Gabriel que había de concebir y parir a Jesús Nuestro Señor.

Un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria Patri.

Bendita y alabada sea la santa e Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María, Madre de Dios. Amen.

María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos del enemigo, y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte. Amen.

SEGUNDO MISTERIO.
LA VISITACIÓN DE NUESTRA SEÑORA A SU PRIMA SANTA ISABEL.

Alabemos y demos gracias a Dios por la segunda alegría que tuvo la Santísima Virgen María, cuando fue a visitar a su prima Santa Isabel, a quien por medio de María fue revelada la Encarnación de Divino Verbo, y en cuyo vientre fue santificado el Precursor.

Un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria Patri.

Bendita y alabada sea…, etc.
María, Madre de gracia…, etc.

TERCER MISTERIO.
EL NACIMIENTO DEL HIJO DE DIOS.

Alabemos y demos gracias a Dios, por la tercera alegría, que sintió la Virgen María, cuando en el portal de Belén pario a su Hijo Nuestro Señor, sin dolor ni lesión de su virginal entereza.

Un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria Patri.

Bendita y alabada sea…, etc.
María, Madre de gracia…, etc.

CUARTO MISTERIO.
LA ADORACIÓN DE LOS SANTOS REYES.

Alabemos y demos gracias a Dios  por la alegría que recibió María Santísima, cuando nacido su Divino Hijo, fue adorado por los tres Reyes y obsequiado con sus preciosos dones.

Un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria Patri.

Bendita y alabada sea…, etc.
María, Madre de gracia…, etc.

QUINTO MISTERIO.
EL HALLAZGO DEL NIÑO JESÚS EN EL TEMPLO DISPUTANDO CON LOS DOCTORES.

Alabemos y demos gracias a Dios, por la alegría que sintió la Virgen Santísima, cuando al tercer día de haber perdido a su Hijo, lo hallo en el Templo, disputando con los Doctores.

Un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria Patri.

Bendita y alabada sea…, etc.
María, Madre de gracia…, etc.

SEXTO MISTERIO.
LA RESURRECCIÓN GLORIOSA DE JESÚS.

Alabemos y demos gracias a Dios, por la alegría que recibió la Santísima Virgen, cuando fue visitada  y consolada por su  Divino Hijo resucitado, glorioso y triunfante.

Un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria Patri.

Bendita y alabada sea…, etc.
María, Madre de gracia…, etc.

SÉPTIMO MISTERIO.
LA ASUNCIÓN DE MARÍA A LOS CIELOS.

Alabemos y demos gracias a Dios, por la alegría que recibió la Santísima Virgen, cuando  por manos de Ángeles fue llevada al cielo y coronada por la Santísima Trinidad por Reina de cielos y tierra.

Un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria Patri.

Bendita y alabada sea…, etc.
María, Madre de gracia…, etc.

Ahora se rezan dos Aves Marías y un Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri según la intención de los Sumos Pontífices, y se hace el siguiente

OFRECIMIENTO.
Oh dulcísima Virgen María, Madre de Dios, Reina de los Ángeles y seguro refugio de los pecadores, os ruego por todos vuestros gozos, que volváis vuestros benignos ojos sobre el mas ínfimo de vuestros devotos, y recibáis con agrado esta Corona en memoria de vuestras principales alegrías. Continuad vuestro patrocinio conmigo, y aumentad mi afecto y devoción a Vos. Concededme la gracia de ser del número de los que Vos amáis y guardáis escritos en vuestro Corazón virginal. Encomiendo igualmente a vuestra clementísima intercesión la santa Iglesia católica, el Sumo Pontífice, la extirpación de las herejías, la perpetua paz entre los príncipes cristianos, y finalmente, todos los vivos y difuntos, por los que es mi intención y obligación rogar. Particularmente os suplico me alcancéis de vuestro Divino Hijo el perdón de mis gravísimas culpas, los auxilios oportunos para cumplir la divina ley, y la perseverancia final, que será, Virgen Inmaculada, el más glorioso triunfo de vuestra intercesión, y de la divina misericordia. Amen.

ANTÍFONA:
Dios te Salve, Reina y Madre, etc.

V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

ORACIÓN:
Concédenos, misericordiosísimo Dios, el socorro en nuestra debilidad, para que cuantos recitamos la Corona de la Santísima Virgen, por el auxilio de su intercesión, nos levantemos de nuestras iniquidades. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Dios te salve María, Hija de Dios Padre; Dios te salve María, Madre de Dios Hijo; Dios te salve María, Esposa del Espíritu Santo; Dios te salve María, Templo y Sagrario de la Santísima Trinidad; Dios te salve, Reina de los Ángeles, María Santísima, concebida sin mancha de pecado original, en el primer instante de tu ser natural. Amen.

ORACIÓN.
Señor mío Jesucristo, Padre dulcísimo. Por el gozo que tuvo tu querida Madre, cuando te le apareciste, la sagrada noche de la Resurrección, y por el gozo que tuvo cuando te vio lleno de gloria con la luz de la Divinidad, te pido me alumbres con los dones del Espíritu Santo para que pueda cumplir tu voluntad todos los días de mi vida, pues y vives y reinas por los siglos de los siglos. Amen.

LETANÍA A LA SANTÍSIMA VIRGEN.

Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
Dios, Espíritu Santo,
Santísima Trinidad, un solo Dios,

Santa María, ruega por nosotros.
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de la sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso de insigne devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consoladora de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los Ángeles,
Reina de los Patriarcas,
Reina de los Profetas,
Reina de los Apóstoles,
Reina de los Mártires,
Reina de los Confesores,
Reina de las Vírgenes,
Reina de todos los Santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta a los Cielos,
Reina del Santísimo Rosario,

ANTÍFONA:

V. Toda hermosura eres, María.
R. Toda hermosura eres, María.
V. Y la mancha original no está en ti.
R. Y la mancha original no está en ti.
V. Tú eres la gloria de Jerusalén.
R. Tú, la alegría de Israel.
V. Tú eres el honor de nuestro pueblo.
R. Tú eres la abogada de los pecadores.
V. ¡Oh, María!
R. ¡Oh, María!
V. Virgen prudentísima.
R. Madre clementísima.
V. Ruega por nosotros.
R. Intercede por nosotros ante Nuestro Señor, Jesucristo.

V. En tu concepción fuiste inmaculada.
R. Ruega por nosotros al Padre cuyo Hijo diste a luz.

ORACIÓN:
Oh Dios, que por la concepción Inmaculada de la Virgen María preparaste a tu hijo una digna morada, y en previsión de la muerte de Tu Hijo la preservaste de todo pecado, concédenos por su intercesión llegar a ti limpios de todas nuestras culpas. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

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