Visperas Santa Maria de los Angeles

 INVOCACIÓN INICIAL

Dios mío ven en mi auxilio †

Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo

Como era en un principio…

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HIMNO

Entre la tierra y el cielo,

una escalerilla blanca;

para sostenerla firme,

ángeles suben y bajan.


Y fijando nuestro ascenso,

arriba, tú, Estrella y Ancla.

Nuestro Padre San Francisco

anima nuestra escalada.


Virgen de la vida pura,

alívianos de la carga

alcanzándonos de Dios

el perdón de nuestras faltas.

Madre de los pecadores,
alienta con tu mirada
nuestros pasos vacilantes
hacia Dios, en la esperanza.

Madre–Virgen de Jesús,
Virgen–Madre de las almas,
pues somos hermanos
suyos llévanos a su morada.

Y serás tú bendecida,
y la Trinidad muy Santa
–el Padre, el Hijo, el Espíritu–
por siempre glorificada. Amén.

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Ant. 1: Prestad oído y venid a mí; escuchadme y viviréis.

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,

según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia
en el palacio de David.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios.»

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo.»
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

Ant. 1: Prestad oído y venid a mí; escuchadme y viviréis.
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Ant. 2: El Señor no nos abandonó, nos dio ánimos para levantar su casa

Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.


Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.

Ant. 2: El Señor no nos abandonó, nos dio ánimos para levantar su casa
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Ant. 3 El Dios de Israel conducirá tus hijos hacia ti con gozo, a la luz de su presencia,
con misericordia y justicia.

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo,
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo,
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas
tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.

Ant. 3. El Dios de Israel conducirá tus hijos hacia ti con gozo, a la luz de su presencia,
con misericordia y justicia.

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LECTURA BREVE

Bendita seas en todas las tierras de Judá, y en todas las naciones. Cuando oigan tu nombre, quedarán asombrados.

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RESPONSORIO BREVE

R. Eres hija bendecida por el Señor.
V. Eres hija bendecida por el Señor.

R. Pues por tu medio hemos compartido el fruto de la vida.
V. Bendecida por el Señor. 

R. Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo.
V. Eres hija bendecida por el Señor.

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MAGNIFICAT

Antífona: Bienaventurada Virgen María, tú que eres venero de perdón, madre de la gracia, escúchanos a tus hijos, que proferimos hoy nuestras súplicas en tu acatamiento. 

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona: Bienaventurada Virgen María, tú que eres venero de perdón, madre de la gracia, escúchanos a tus hijos, que proferimos hoy nuestras súplicas en tu acatamiento. 
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PRECES

Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle diciendo:

Mira a la llena de gracia, y escúchanos.

Oh Dios, admirable siempre en tus obras, que has querido que la Inmaculada Virgen María participara en cuerpo y alma de la gloria de Jesucristo,
- Haz que todos tus hijos deseen y caminen hacia esta misma gloria.

Tú que nos diste a María por madre, concede por su mediación, salud a los enfermos, consuelo a los tristes, perdón a los pecadores,
- y a todos abundancia de salud y de paz.

Tú que hiciste de María la llena de gracia,
- Concede la abundancia de tu gracia a todos los hombres.

Haz Señor, que tu Iglesia tenga un solo corazón, y una sola alma por el amor,
- Y que todos los fieles perseveren unánimes en la oración con María, la madre de Jesús.

Se pueden añadir intenciones libres

Tú que coronaste a María como reina del cielo,
- Haz que los difuntos puedan alcanzar con todos los santos, la felicidad de tu reino.
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Dirijámonos al Padre, con las palabras que su hijo, Nuestro Señor Jesucristo, nos enseñó:

PADRE NUESTRO
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ORACIÓN

Concédenos, Señor, por intercesión de la Virgen, Reina de los ángeles, cuya gloriosa fiesta celebramos hoy, que participemos como ella de la plenitud de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo.

Paz y bien

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