Novena a San Luis Rey dia 6

INICIO

Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Criador y Redentor mío, por ser Vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de haberos ofendido: propongo, con vuestra gracia, nunca más pecar, y espero en vuestra misericordia, que me habéis de perdonar y salvar. Amén.

ORACIÓN INICIAL

Omnipotente Dios y Señor nuestro, Rey Supremo de los Cielos y la tierra, que con vuestra palabra habéis sacado a todas las creaturas del profundo abismo de la nada, y formasteis al hombre a vuestra imagen y semejanza, haciéndole complemento de vuestras maravillas: pues vuestro Hijo Santísimo nos enseñó a llamaros Padre, dándonos confianza para invocaros, hacednos dignos hijos vuestros, santificando en nosotros vuestro excelso Nombre: dadnos celo de vuestra honra y de la salvación de las almas redimidas con la preciosa Sangre de vuestro Hijo Jesucristo, para que nuestra única gloria sea el que Vos seáis reconocido y adorado, y que todos pertenezcamos al Reino de vuestra Justicia por la gracia y la caridad.

Atended, Señor, a la flaqueza y miseria de nuestro ser, y concedednos que, fortificada nuestra alma por la participación de los Sacramentos, solo suspire por Vos, único objeto de su amor, y que ilustrada por medio de vuestra palabra comprenda los Misterios altísimos que el mismo Jesucristo se dignó revelarnos.

Dadnos un corazón dócil a vuestras inspiraciones, piadoso para con los prójimos, paciente en las tribulaciones, humilde en las prosperidades, y mortificado para no dejarse vencer de las aficiones terrenas. Recibid benigno el sacrificio de nuestras oraciones, y purificad nuestra conciencia, dándonos la fuerza y aliento que nuestra debilidad necesita para la perfecta práctica de vuestra Santa Ley; y concedednos el favor que ahora os pedimos, y la perseverancia en vuestra gracia.

Por el mismo Jesucristo Hijo vuestro, nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.

DÍA SEXTO
21 DE AGOSTO

DE LA CARIDAD DE SAN LUIS CON SUS PRÓJIMOS

La misericordia y compasión acompañaron a San Luis desde sus tiernos años, y solo descansaba su corazón cuando se empleaba en remediar las necesidades de sus súbditos. Además de la ternura, exactitud y cuidado con que atendía a los pobres y desvalidos, defendiéndolos de los insultos y agravios de los poderosos, eran sus delicias consolar a los atribulados, servir a los pobres la comida, lavarles los pies, curarlos con sus propias manos, y darles todos los alivios que su ingeniosa caridad le sugería. Repartía copiosas limosnas, y a los que le representaban que se empobrecía el Erario, respondía que nunca estaba más seguro de tener en abundancia lo necesario, que cuando distribuía sus rentas a los pobres de Jesucristo. Para tener más que repartir a estos, y dotar los Hospitales y Casas que en su beneficio había erigido, evitaba todos los gastos posibles, especialmente en su persona y vestidos. Después de las batallas asistía a la curación de los Soldados heridos, y a la sepultura de los muertos, haciendo algunas veces por sí mismo estos piadosos oficios. Ordenó en su testamento se distribuyesen muchas limosnas; y a su hijo y sucesor encargó tuviese siempre el corazón compasivo y pronto para remediar a los pobres.

REFLEXIÓN

La prueba de que amamos a Dios es emplearnos en el socorro de nuestros prójimos. Sacrifiquemos alguna parte de nuestra comodidad y descanso al alivio de los necesitados, imitando a Jesucristo, que se ejercitó toda su vida en el beneficio de los hombres. No nos fastidie la compañía de los enfermos, concurramos al consuelo de los afligidos, y expendamos los bienes que Dios nos hubiere dado, partiéndolos con sus hijos y nuestros hermanos los pobres, animados con la abundante recompensa que su Majestad nos tiene preparada.

ORACIÓN PARA ESTE DÍA

Dios y Señor nuestro, que con tanta liberalidad os comunicáis a todas las criaturas, dándoles el ser y el obrar, y sin que nuestros delitos suspendan el curso de vuestras misericordias, llovéis abundantes gracias y beneficios sobre justos y pecadores: dignaos de concedernos el espíritu de caridad que disteis a vuestro Siervo San Luis, para que a su imitación nos consagremos a la utilidad de nuestros prójimos, asistiéndolos con el socorro temporal, consejo y buen ejemplo. Dadnos un corazón blando, liberal y compasivo, con que fácilmente movidos a ejercitar la misericordia y celo de su eterna salud con los necesitados, se glorifique vuestro Santo Nombre. Y, pues vuestro Hijo Jesucristo nos dejó tan admirable ejemplo de caridad muriendo en la Cruz para satisfacción de nuestras iniquidades: alentad nuestro espíritu con la fortaleza necesaria, para que perdonemos las injurias con que nuestros prójimos nos agraviaren, y dadnos a todos un corazón unido en perfecta caridad, para que seamos dignos hijos vuestros, y consigamos el perdón de nuestros pecados, por el mismo Jesucristo Hijo vuestro, nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.

Rezar tres veces el Padre nuestro y Ave María, con Gloria Patri.

GOZOS DE SAN LUIS IX REY DE FRANCIA

Ejemplar esclarecido
De reyes, de Francia honor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

De niño fuiste criado
En temor santo de Dios;
De virtudes fuisteis vos
Desde muy niño adornado;
En amor santo encendido,
Con la edad creció el ardor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Admirable en abstinencia,
En oración fervoroso,
Del honor de Dios celoso,
De cilicios la frecuencia
Os ha hecho esclarecido,
Santo de marca mayor:
Seais nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Los pobres y desvalidos
Fueron vuestros cortesanos,
Les lavábais pies y manos,
A más de bien socorridos,
Darles alivio cumplido
Procuraba vuestro amor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Del gran Serafín llagado
Hijo, en su Orden Tercero,
Ilustraste al mundo entero,
Habiéndole despreciado;
Y aunque de él escarnecido,
Despreciáis tal burlador:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Con católico valor,
Procurasteis conquistar
La tierra en que quiso obrar
La salud el Redentor;
Con ejército lucido
Fuiste del turco terror:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Vuestro ejército infectó
La peste, plaga cruel;
Y aunque fuisteis del infiel
Prisionero, no logró
El pacto, que envanecido
Os propuso su furor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Segunda vez embestís
Al turco, que tanto infesta;
Pero herido de la peste
Vuestro fin no conseguís:
Sobre Túnez de ella herido
Volvéis el alma al Redentor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Lamparones, que es mal fiero,
Curáis con facilidad,
Y a cualquier enfermedad
Remedio dais por entero;
Atento está vuestro oído
A quien os pide favor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Miradnos siempre propicio
En cualquier tribulación,
Y con vuestra intercesión
Libradnos de todo vicio;
Con vuestro favor vencido
Sea el pecado y error:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Pues que ejemplar habéis sido
De reyes, de Francia honor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

ANTIFONA

Este gran Rey sustentó en su vida la Casa del Señor, y fortaleció en sus días el Templo: miró por la felicidad de su Pueblo, y le libró de sus enemigos.

V. El justo florecerá como la palma,

R. Y se multiplicará como el cedro del Líbano.

ORACIÓN FINAL

Dios, que del Reino de la tierra trasladasteis al Bienaventurado Confesor San Luis a la Gloria de la Celestial Patria: concedednos por su intercesión y méritos, que logremos igual suerte en la compañía del Rey de los Reyes, Jesucristo Hijo vuestro. Atended propicio a los deseos de nuestro Rey Católico, concediéndole feliz y tranquilo gobierno, y victoria contra los enemigos de vuestro Santo Nombre, para gloria vuestra y beneficio de su pueblo. Por el mismo Jesucristo Hijo vuestro, nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por los siglos de los siglos. Amen. 
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.


Pbro. Leopoldo Jerónimo de Puig, capellán real y administrador del Real Hospital de San Luis de los Franceses en Madrid. Con licencia otorgada por el vicario de la villa de Madrid en el año 1744. Los Gozos, de origen valenciano, no tienen fecha ni autor conocido.

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