Novena a San Luis Rey dia 8

INICIO

Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN

Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Criador y Redentor mío, por ser Vos quien sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de haberos ofendido: propongo, con vuestra gracia, nunca más pecar, y espero en vuestra misericordia, que me habéis de perdonar y salvar. Amén.

ORACIÓN INICIAL

Omnipotente Dios y Señor nuestro, Rey Supremo de los Cielos y la tierra, que con vuestra palabra habéis sacado a todas las creaturas del profundo abismo de la nada, y formasteis al hombre a vuestra imagen y semejanza, haciéndole complemento de vuestras maravillas: pues vuestro Hijo Santísimo nos enseñó a llamaros Padre, dándonos confianza para invocaros, hacednos dignos hijos vuestros, santificando en nosotros vuestro excelso Nombre: dadnos celo de vuestra honra y de la salvación de las almas redimidas con la preciosa Sangre de vuestro Hijo Jesucristo, para que nuestra única gloria sea el que Vos seáis reconocido y adorado, y que todos pertenezcamos al Reino de vuestra Justicia por la gracia y la caridad.

Atended, Señor, a la flaqueza y miseria de nuestro ser, y concedednos que, fortificada nuestra alma por la participación de los Sacramentos, solo suspire por Vos, único objeto de su amor, y que ilustrada por medio de vuestra palabra comprenda los Misterios altísimos que el mismo Jesucristo se dignó revelarnos.

Dadnos un corazón dócil a vuestras inspiraciones, piadoso para con los prójimos, paciente en las tribulaciones, humilde en las prosperidades, y mortificado para no dejarse vencer de las aficiones terrenas. Recibid benigno el sacrificio de nuestras oraciones, y purificad nuestra conciencia, dándonos la fuerza y aliento que nuestra debilidad necesita para la perfecta práctica de vuestra Santa Ley; y concedednos el favor que ahora os pedimos, y la perseverancia en vuestra gracia.

Por el mismo Jesucristo Hijo vuestro, nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.

DÍA OCTAVO
23 DE AGOSTO


DE LA MODERACIÓN Y MAGNANIMIDAD DE SAN LUIS.

Dotó Dios a San Luis de un corazón lleno de modestia y moderación, con que libre de dar entrada a la ambición de dilatar sus Estados, valiéndose de las desgracias de sus vecinos, mostró un espíritu magnánimo, rehusando las reiteradas ofertas que le hicieron de la Corona del Imperio, de la de Nápoles, y de otros Reinos que se quisieron poner bajo su justo y suave gobierno. Inclinado a la paz, jamás emprendió guerra alguna, si no es precisado de la necesidad de defenderse: y habiéndole Dios dado victoria del Conde de Tolosa, del de la Marcha, y otros que sostenidos del Rey de Inglaterra habían movido una civil y peligrosa guerra, usó de tanta moderación con los vencidos, que les concedió libertad y paz muy ventajosa. Muchos Príncipes, por la reputación de su prudencia, le hicieron Árbitro de sus diferencias, que logró componer, extinguiendo los odios y disensiones que los dividían. Hizo muchas diligencias para reconciliar al Emperador Federico II con los Papas, por el bien de la Iglesia: mantuvo en paz y justicia sus Reinos, y tenía encargado a sus Ministros, que en caso de duda juzgasen a favor de sus vasallos las pretensiones que tuviesen contra el fisco; lo que también encomendó a su hijo y sucesor en la instrucción que le dejó a la hora de la muerte.

REFLEXIÓN

La mansedumbre y moderación hacen recomendable la Religión Cristiana; y manifiesta señales de verdadero hijo suyo el que fácil a perdonar a sus enemigos se esfuerza a ganarles el corazón por toda suerte de buenos oficios, imitando a Jesucristo que con sus acciones y advertencias nos anima a desechar la ambición, raíz de todos los males, y a abrazar la modestia y sobriedad con que adquiriremos la paz interior, y la confianza y amor de nuestros prójimos.

ORACIÓN PARA ESTE DÍA

Dios y Señor nuestro, que con el ejemplo de vuestro Hijo Jesucristo y de los Santos, nos enseñáis a desechar los terrenos honores, y a solo anhelar por la posesión de la Celestial Patria: admitid nuestros humildes ruegos, acompañados de la interposición de vuestro siervo San Luis, y concedednos un corazón desprendido de los atractivos de la tierra, para que no dejándonos vencer de la ansiosa solicitud de poseer las honras, riquezas y abundancias con que el mundo convida a sus seguidores, moderemos nuestros deseos, y usemos parcamente de los bienes presentes, sin ofensa ni daño de nuestros prójimos. Y pues Vos, Señor, conocéis cuánto agravan a nuestro corazón las necesidades temporales, atendednos con piadosa providencia, librándonos de la angustia que nos causan, para emplearnos con más libertad en vuestras alabanzas, y suspirar por las felicidades eternas; Así os lo suplicamos por Jesucristo, Hijo vuestro y nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.

Rezar tres veces el Padre nuestro y Ave María, con Gloria Patri.

GOZOS DE SAN LUIS IX REY DE FRANCIA

Ejemplar esclarecido
De reyes, de Francia honor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

De niño fuiste criado
En temor santo de Dios;
De virtudes fuisteis vos
Desde muy niño adornado;
En amor santo encendido,
Con la edad creció el ardor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Admirable en abstinencia,
En oración fervoroso,
Del honor de Dios celoso,
De cilicios la frecuencia
Os ha hecho esclarecido,
Santo de marca mayor:
Seais nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Los pobres y desvalidos
Fueron vuestros cortesanos,
Les lavábais pies y manos,
A más de bien socorridos,
Darles alivio cumplido
Procuraba vuestro amor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Del gran Serafín llagado
Hijo, en su Orden Tercero,
Ilustraste al mundo entero,
Habiéndole despreciado;
Y aunque de él escarnecido,
Despreciáis tal burlador:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Con católico valor,
Procurasteis conquistar
La tierra en que quiso obrar
La salud el Redentor;
Con ejército lucido
Fuiste del turco terror:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Vuestro ejército infectó
La peste, plaga cruel;
Y aunque fuisteis del infiel
Prisionero, no logró
El pacto, que envanecido
Os propuso su furor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Segunda vez embestís
Al turco, que tanto infesta;
Pero herido de la peste
Vuestro fin no conseguís:
Sobre Túnez de ella herido
Volvéis el alma al Redentor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Lamparones, que es mal fiero,
Curáis con facilidad,
Y a cualquier enfermedad
Remedio dais por entero;
Atento está vuestro oído
A quien os pide favor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Miradnos siempre propicio
En cualquier tribulación,
Y con vuestra intercesión
Libradnos de todo vicio;
Con vuestro favor vencido
Sea el pecado y error:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

Pues que ejemplar habéis sido
De reyes, de Francia honor:
Seáis nuestro intercesor,
San Luis de Dios querido.

ANTIFONA

Este gran Rey sustentó en su vida la Casa del Señor, y fortaleció en sus días el Templo: miró por la felicidad de su Pueblo, y le libró de sus enemigos.

V. El justo florecerá como la palma,

R. Y se multiplicará como el cedro del Líbano.

ORACIÓN FINAL

Dios, que del Reino de la tierra trasladasteis al Bienaventurado Confesor San Luis a la Gloria de la Celestial Patria: concedednos por su intercesión y méritos, que logremos igual suerte en la compañía del Rey de los Reyes, Jesucristo Hijo vuestro. Atended propicio a los deseos de nuestro Rey Católico, concediéndole feliz y tranquilo gobierno, y victoria contra los enemigos de vuestro Santo Nombre, para gloria vuestra y beneficio de su pueblo. Por el mismo Jesucristo Hijo vuestro, nuestro Señor, que con Vos y el Espíritu Santo vive y reina, Dios, por los siglos de los siglos. Amen. 
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.


Pbro. Leopoldo Jerónimo de Puig, capellán real y administrador del Real Hospital de San Luis de los Franceses en Madrid. Con licencia otorgada por el vicario de la villa de Madrid en el año 1744. Los Gozos, de origen valenciano, no tienen fecha ni autor conocido.

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